Las constantes embestidas entre miembros del bloque libertario y el PRO, una deuda que se renueva en 2025 como receta liberal clásica y las “presiones corporativas” del Gobierno que fuerzan la retirada de Victoria Villarruel, a quien consideran una amenaza; por Martín Gambarotta.
Llegó el año 2025. Es el año de la ingeniería electoral en la era de la desinformación. Es el año en el que técnicamente el presidente libertario Javier Milei se juega su vida política en las elecciones de medio término. Suena terminante, pero al final nada resulta tan dramático. El kirchnerismo perdió las elecciones de medio término cuando era gobierno y el expresidente liberal Mauricio Macri las ganó tranquilamente en 2017 para después perder en su intento de reelección dos años después.
El verano da un respiro antes de que comience la batalla. Había ruido en las negociaciones paritarias con los sindicatos, pero los camioneros de Hugo Moyano acaban de firmar un acuerdo salarial después de amenazar con un paro. El Gobierno dio señales de que quiere pisar las paritarias, pero al parecer los jefes de la Confederación General del Trabajo (CGT) siguen con ánimo de dialogar. No todas las noticias laborales son apaciguadoras: la fábrica de zapatillas del Grupo Dass (produce la marca Adidas) cerró en Coronel Suárez, dejando 360 operarios en la calle.
Algunos le pueden creer a Milei que el suyo es el mejor gobierno de la historia sin esperar el verdadero juicio de la historia, pero Argentina sigue siendo imprevisible. Ya hubo un apagón eléctrico en la semana que afectó partes del conurbano y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, incluido Recoleta. Un apagón con aumentos de tarifas puede resultar soportable, pero muchos apagones pueden arruinarle el verano al Gobierno, por más que se queje de la herencia recibida. El voluntarismo libertario no tiene límites. El Gobierno cree que va ganando. No le importan las advertencias sobre un peso sobrevaluado o la devaluación en Brasil. El que está haciendo sonar las alarmas por la desmesurada sobrevaluación del peso no es otro que el exministro de economía liberal Domingo Cavallo. Igual, al Gobierno tampoco le importan las señales que indican que las empresas agroindustriales tienen problemas financieros. No le importa que por lo bajo el campo espere una rebaja en las retenciones que no llega. Todos estos temas son problemas en potencia. Pueden esperar. Milei se prueba el traje de prócer: escribió una columna en el diario conservador La Nación, lo que puede entenderse como un gesto de ambas partes por congraciarse. El plan de Milei por momentos no tiene sorpresas: el Banco Central el viernes tomó deuda por mil millones de dólares con cinco bancos privados. Así la receta para 2025 se preanuncia: tomar deuda y más deuda con el riesgo país bajo.
Lo que hay por ahora son novelas de verano. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich se trenzó en una discusión en las redes con el exjefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta. Técnicamente Bullrich y Rodríguez Larreta pertenecen todavía al mismo partido de centroderecha, PRO. Bullrich y Rodríguez Larreta se enfrentaron en las primarias presidenciales del PRO en 2023. Ganó Bullrich y en una movida para retener los votos de su adversario, anunció que Rodríguez Larreta sería su jefe de gabinete si ganaba la presidencia. ¿Quién se acuerda de eso? Bullrich y Rodríguez Larreta seguro que no. La discusión ahora fue acerca de la fuga de 17 presos de una alcaldía de la ciudad y la construcción de una cárcel. Rodríguez Larreta dijo que Bullrich estaba desinformando. Bullrich dijo que su exrival es un “cadáver” político. La pelea habla de la desintegración del PRO, el partido que lidera Macri. Bullrich es una ferviente servidora del presidente Milei y utiliza un lenguaje macabro para denostar a sus rivales. Rodríguez Larreta fundó su propio espacio y predica moderación. Se opone a Milei. Hace poco publicó una lista con todos los insultos que Milei lanzó contra sus rivales.
La pregunta es hasta dónde llega la desintegración del PRO. Milei la semana pasada defendió al Diputado Cristian Ritondo, jefe del bloque del PRO en la Cámara Baja, cuando apareció una investigación periodística que lo acusaba de no haber declarado propiedades en Miami a nombre de su esposa. Ahora aparecieron acusaciones similares en contra de otro diputado clave del PRO, Diego Santilli. Lo llamativo es que Ritondo y Santilli parecen estar en buenos términos con la administración libertaria. De hecho, Milei fue más enérgico en su defensa a Ritondo que con cualquier otro dirigente del PRO, incluido Macri. La disputa en el PRO se está poniendo fea, Ritondo y Santilli son pesos pesados y nunca antes se había cuestionado en público su patrimonio. Ahora esas acusaciones aparecen cuando Ritondo y Santilli ensayan un acercamiento con el presidente. Milei necesita un candidato competitivo en la provincia de Buenos Aires y Santilli está muy cerca de postularse. El problema es que La Libertad Avanza, el partido de Gobierno, y el PRO, se encaminan a un enfrentamiento en las elecciones de CABA, el bastión de Macri que desdobló las elecciones.
Bullrich ya utiliza un idioma cadavérico para hablar de sus antiguos aliados. Se supone que LLA y el PRO deben llegar a un acuerdo en la provincia de Buenos Aires, el bastión del kirchnerismo, pero los ingenieros políticos del presidente consideran que el partido de Macri está a un paso de la defunción.
El Gobierno parece una corporación, pero no es una corporación. La frustración para Milei es que no puede despedir a Villarruel. Eso no impide que despliegue presiones de tipo corporativas en un intento de forzar su salida.
El Partido Justicialista, ahora al mando de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, también debe ordenar su interna, pero al menos por ahora las peleas en la derecha dominan las noticias. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, le aceptó la renuncia a su ministro de transporte Jorge D’Onofrio, acusado de manejos turbios con el sistema provincial de fotomultas.
Fernández de Kirchner mientras tanto publicó una declaración en la red social X hablando de un “año difícil” y llamando a un cambio de rumbo en 2025. El tono es electoral.
“El mejor gobierno de la historia” se prepara para lo que viene. Milei se entiende reformista pero hasta ahora son pocas las privatizaciones concretadas. El conflicto abierto con la estatal Aerolíneas Argentinas hasta el momento quedó en la nada. En cambio, Milei y sus ministros arremeten contra la administración pública. Los despidos llegaron a la Secretaría de Derechos Humanos. Además se anunció que por cada tres bajas en el Estado se va a permitir una incorporación.
Milei maneja el Gobierno como una corporación disfuncional donde reina el maltrato. La última despedida es una ignota funcionaria de la Secretaría de Turismo que perdió su trabajo por un viaje al exterior. Milei le había pedido a sus funcionarios un perfil bajo durante las vacaciones. El despido sucede mientras los ministros estrella piden “permiso” para viajar a Disney y Dubai. Es una jugada clásica del sector privado, la bajada de línea vale para los gerentes pero no necesariamente para los jerárquicos de alto rango. Las embestidas sobre temas menores son interminables. La última controversia es acerca de la custodia argentina de la que goza la exprimera dama Fabiola Yañez en Madrid. Milei hizo un pedido público para que se le retire la custodia y Bullrich dijo que se va a elevar un pedido a la justicia. Es un teatro que se monta sobre el entusiasmo del periodismo amigo. Yañez tiene custodia por orden judicial en un caso de violencia de género.
Crece también en los medios el conflicto diplomático con Venezuela por el arresto de un gendarme argentino en ese país. Venezuela acusa al gendarme, Nahuel Gallo, de formar parte de una frustrada operación terrorista. Para el Gobierno argentino el gendarme está “secuestrado” por los bolivarianos. Venezuela difundió imágenes del gendarme detenido como “prueba de vida” y para demostrar que se encuentra en buen estado. Bullrich dijo que las imágenes eran una “pantomima”. La administración derechista de Milei presenta el caso como parte de su batalla ideológica con la Venezuela bolivariana y lleva el asunto a tribunales internacionales.
Los tormentos también le tocan a la vicepresidenta Victoria Villarruel, una ultranacionalista que ya marcó muchas diferencias con Milei. La estrategia de Milei y sus funcionarios es acusar a Villarruel de avalar el aumento en las dietas de los senadores. Villarruel mide bien en las encuestas, pero está completamente aislada y no cuenta con una estructura propia. La vice anunció el congelamiento de las dietas de los senadores hasta marzo. Los libertarios presionan a la vice, que a la larga puede transformarse en una rival política de peso, si aguanta. Alejandro Fantino, un operador de Milei, le aconsejó a Villarruel que renuncie. El Gobierno parece una corporación, pero no es una corporación. La frustración para Milei es que no puede despedir a Villarruel. Eso no impide que despliegue presiones de tipo corporativas en un intento de forzar su salida. De mínima el objetivo de los operadores libertarios es desgastar la figura de Villarruel relacionándola con los aumentos en el Senado.
El sábado la relación se deterioró todavía más: Villarruel se quejó de su sueldo congelado y Milei la cruzó sin piedad por su comentario “desafortunado”. “En breve me pagan dos chirolas”, dijo la vice; a lo que el presidente respondió que ‘‘está desconectada de la realidad”.
Se supone que la interna era en el peronismo pero ahora, de pronto, la derecha llega al año electoral dividida en tres partes, con Villarruel tratando de aguantar y evitar el conflicto a toda costa, en un momento en el que no tiene margen para maniobrar. El partido de Macri parece desintegrarse en la desinformación que lo rodea. Las acusaciones contra Ritondo y Santilli están cerca de ser carpetazos.
Los ataques de la administración de Milei contra Macri crecen. Manuel Adorni, el vocero presidencial, dijo que Macri se “quedó sin nafta”. De paso, recordó que el actual cepo cambiario se instaló durante la presidencia de Macri.
Igual, mucha de la atención de la opinión pública en la semana se la llevó otra noticia: la muerte después de una agonía larga del periodista Jorge Lanata; tenía 64 años.