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PERDER LA COSTUMBRE DE BAILAR DE ORNELLA SACCOMANNO

RESEÑA.
El duelo y el lenguaje o el duelo con el lenguaje. La editorial hurlinguense Astronauta Ruso publicó el año pasado el primer libro de Ornella Saccomanno, Perder la costumbre de bailar. Con una mirada atenta al cuerpo, sus imperfecciones y precariedad, los poemas construyen un altar a la pérdida de la madre que pueda reconfigurar la vida después. 

por Magalí Legarralde

Los poemas de Perder la costumbre de bailar nos dirigen sin escalas al trabajo de duelo. Trae a la madre, la niña, las prendas de vestir y sus relieves. El tono, melancólico y algo abúlico, esperable en quien transita la muerte de alguien querido, se trasluce con decisión.

Ornella Saccomanno es psicoanalista y ex residente del Hospital Moyano. Ese bagaje teórico, o perspectiva de mundo, circula la mayor parte del tiempo entre los versos. Con el ojo puesto en el cuerpo entendido como aquello construido por el gran Otro, no exento de distorsiones, fallas y condiciones de satisfacción erótica, posa su mirada en los huesos que se asoman o las huellas de la bikini lucida por una joven sensual, incluyendo, además, la imagen propia, que intenta rearmar al escribir.

Lo hecho polvo nos saluda con la proyección de distintas roturas: un auto, un hogar, las mujeres lisiadas. El abandono se instala en un cuerpo que cae en la ducha como desecho, buscando esfumar el registro somático y librarse del dolor. En esta línea, la voz poética presenta a una familia de ‘‘mutilados afectivos’’, serie de la cual LA madre, según cuenta, se corre. En su lugar, aparece una mujer apasionada e inestable, junto a una niña que sigue el ritmo de su pinball habitacional.

Lo relativo a esta madre (que toma gran dimensión en los poemas a través de prendas, gestos y rasgos de carácter) instaura un verdadero altar de la pérdida. Cuanto más recuerda la voz, más se acerca a la reconstrucción de un yo casi disgregado. El ropaje entallado que distinguía a la difunta se parece al modo en que actúan los poemas sobre el cuerpo de la hija, ajustando palabras al duelo: ‘‘Hasta respirar sabe a muerto’’, ‘‘No se puede volver/ a los lugares perdidos’’. El paraíso existe en otra época, remota, donde quedó ese cuerpo que cae ahora en la bañera, deslibidinizado: ‘‘hay que pagar/ una serie de impuestos/ al amor perdido’’. Y ella está, sin dudas, perseguida por una agencia tributaria. O, al menos, embarcada en un plan de pagos costoso.

Vemos, entonces, una imagen propia que tambalea como saldo de la muerte, cuando ese gran Otro (Otra) ya no la sostiene en el espejo. Lamenta el precio del amor, se pregunta si la madre será una conciencia que piensa en ella (al mejor estilo Black Mirror), hace de sus prendas de vestir un tótem. Del cuerpo solo quedan cenizas, que no se anima a tirar.

Aferrada a esta imago materna hiperpresente al momento de escribir, como una estampilla sellada a la memoria afectiva, Saccomanno da a luz poemas breves, sobrios, lacanianos, con el vicio de la síntesis excesiva y el remate, a tono con su oficio. Algunos versos (especialmente los de clausura) parecen sentencias, o intervenciones analíticas, donde la voz poética sube el volumen. 

La autora cierra su primer libro con una metáfora entre los órganos y la música: hay algo del sonido, de la repercusión de su voz, que afirma la magnitud del amor por default, traccionando la letra. Pareciera que hace eco en el cuarto introspectivo y la saca del agujero. Solo así la música va cobrando vida en otro cuerpo, transformado por la pérdida.

Perder la costumbre de bailar

Ornella Saccomanno

Astronauta Ruso

2023

83 páginas



		

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