En medio de los incendios en Bariloche, el gobierno de Javier Milei no renovó los contratos de cientos de trabajadores. Además, la transferencia del Sistema de Manejo del Fuego al Ministerio de Seguridad es vista como un retroceso en la lucha contra los incendios, al enfocarse solo en la seguridad y no en la prevención ambiental.
Mientras más de 2.176 hectáreas ardían en Bariloche debido a los incendios forestales, el Gobierno no renovó los contratos de más de 500 brigadistas y despidió a 10 de ellos, lo que pone en riesgo la efectividad en la lucha contra el fuego. La decisión de no renovar los contratos se llevó adelante a pesar de un informe que indicaba que se requieren al menos 700 brigadistas para enfrentar los incendios en el país. Además, el Sistema de Manejo del Fuego fue traspasado al Ministerio de Seguridad, lo que generó fuertes críticas por parte de ambientalistas que consideran que esta decisión representa un retroceso en la lucha contra el cambio climático.
A los brigadistas les toca enfrentarse a incendios que arrasan con grandes extensiones de tierra, sin la seguridad de contar con un contrato estable. Ariel, brigadista con 13 años de experiencia, relata la incertidumbre que viven los trabajadores, quienes enfrentan condiciones extremas y, al mismo tiempo, la preocupación por la falta de garantías laborales. En el Parque Nacional Nahuel Huapi, por ejemplo, los trabajadores sin contratos luchan contra las llamas que consumieron miles de hectáreas. La situación se ve aún más complicada debido a que los brigadistas están trabajando en condiciones extremas, sin compensación por horas extras y con salarios que no cubren las necesidades básicas.
Además, el cambio de la órbita del Servicio Nacional de Manejo del Fuego al Ministerio de Seguridad generó dudas sobre la asignación de recursos y sobre el enfoque del Gobierno hacia la gestión de los incendios. Para los trabajadores y los abogados ambientalistas, esta medida refleja una visión reduccionista que desvincula los incendios de su relación con el cambio climático, lo cual podría complicar la prevención y el manejo de estos eventos extremos.
En este contexto, los brigadistas, que ya enfrentan condiciones de trabajo muy duras, luchan no solo contra el fuego, sino también contra la incertidumbre sobre su futuro laboral, mientras los incendios continúan avanzando.