La protesta contra la Ley Bases culminó en una serie de violentas embestidas de la policía contra los manifestantes, resultando en 29 detenidos, 10 heridos y una fuerte represión con gases lacrimógenos y balas de goma.
En la tarde del miércoles, la zona del Congreso de la Nación se convirtió en el epicentro de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Trabajadores, jubilados y militantes de base se congregaron para protestar contra la Ley Bases de Javier Milei.
Las fuerzas de seguridad, bajo el mando de la ministra Patricia Bullrich, respondieron con gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes que se encontraban en la Plaza del Congreso. La escena se tornó caótica, con corridas, ojos irritados y lágrimas debido al uso de gases.
En las inmediaciones del Parlamento, los senadores debatían la Ley Bases, una normativa impulsada por el sector anarcocapitalista que busca modificar derechos laborales y sociales. Las protestas se intensificaron cuando se desplegaron motos de la policía y vehículos hidrantes que comenzaron a lanzar agua a presión.
Un manifestante, desnudo y subido al monumento de la República, simbolizó el descontento con el lema “Milei nos deja en pelotas”. La violencia continuó con más disparos y gases mientras los manifestantes denunciaban la represión. “¡Hijos de yuta! No tienen madre, se agarran con los jubilados”, gritó una joven antes de ser alcanzada por un disparo de gas lacrimógeno.
Cerca de la calle Solís, un auto fue incendiado y se reportaron múltiples fogatas. Los manifestantes desplegaron una bandera con la consigna “No se banca más”, cantando contra las políticas del gobierno. Mario, un trabajador de ATE, declaró: “Son la dictadura, no quieren que estemos en la calle, nos quieren calladitos mientras saquean el país”.
La jornada terminó con 29 detenidos y denuncias de las fuerzas de seguridad sobre un supuesto intento de golpe de Estado por parte de “grupos terroristas”. En la esquina de Avenida de Mayo y Sáenz Peña, un cartel rezaba: “Mientras ajustan, la gente muere. El hambre no espera”, reflejando el malestar social.
La represión continuó hasta entrada la noche, dejando la Plaza del Congreso completamente desalojada y en silencio, mientras el Parlamento permanecía custodiado.