Literatura.Periferia geográfica, laboral y afectiva; el territorio conurbano entra al poema como un eco de una subjetividad descentrada. Todo en Olga Outside enuncia un límite y un territorio más allá de él: la emancipación doméstica, el deseo, la experiencia.
Mi hermanx
Mi hermanx la vio toda
cuando se licuó para irse
por la concha de mi madre
en un remís que no llegaba nunca
de San Isidro a Quilmes.
Yo le copié sin saber
eso de autoegresar,
de la facultad, del colegio, de la clase
de Educación Física de primer año,
cuando decidí no ver
cuerpos ajenos
ni mostrar el mío
bajo coerción.
Pero era tarde, era antes
que había que irse.
Después nunca pude:
de la trampa que es mi familia
se sale con derramamiento de sangre.
Un par de grafitis
De un fuego abandonado
unas ramas hacen brasas
en un montón de tierra
y lanzan el olor del conurbano
junto a una vereda de baldosas vainilla.
Ahí cerca de una de tus casas
hay una pintada de mi equipo,
a dos trenes y un subte de la cancha,
y juro que no la hice
yo. No puedo decir lo mismo
del grafiti con el nombre de mi blog
en el túnel de la estación. En la línea
de cuando decíamos que caminaba mucho
para que alguien me viera,
lo escribí en varios túneles,
de Floresta a Ituzaingó,
en varios viajes, cuando viajar
era gratis aunque a veces costaba
la vida.
Era gratis suponer
que podía integrar
la vida de alguien,
que tomarme el tren a deshoras
me acercaba a vos.
Después, la realidad se impuso, después
de que me dijeras
“¿quién pensaste que podías llegar a ser?”.
Pedidos ya
Como fragmentos
de cubos Rubik desarmados,
esperan en la vereda de una Kentucky
que la ansiedad de otros
los devuelva al movimiento.
Las luces patinan como las suelas
en los rectángulos brillosos
de la senda peatonal.
Con dos camperas encima,
la repartidora aprovecha el rojo
del semáforo en la bicisenda
para hablarle al teléfono.
Cuando paso corriendo a su lado
le dice que después
de este pedido llega.
Por un instante siento
algo de pena,
hasta que me doy cuenta
de que alguien la espera
un domingo a la noche.
Lo más cerca que voy a estar de esto son las fotos que subió la inmobiliaria ahora que alquilan de nuevo tu ex departamento
Nunca voy a poder
escribir un verso como
tu cara va tomando la forma más bella de la energía.
Nunca voy a ver tu cara
cuando se acerca a esa forma,
nunca mi trabajo
devoto y rítmico
la propiciará.
Nunca seré huésped
ni testigo
de tu deseo.
Nunca voy a poder
impregnarme de la energía
que disipa tu cuerpo
justo después de acabar.
Encuentro con el Diablo
La eminencia saluda sin bajar
la ventanilla del auto.
Tiene la sonrisa
y el ademán de una estrella
de los años cuarenta,
pocos minutos
de recuperada la libertad
y una acompañante cabizbaja
en quien reconozco a la profe-
sora carismática del secundario
que se hizo confidente,
me dio su teléfono y en una de esas
charlas me preguntó
con lenguaje más cuidado
si yo prefería el chori o la empanada.
Y pronto observó lo bueno
que sería consultar a un psicólogo,
no a cualquiera, claro, a su primo,
la eminencia.
Hay bibliografía, la escribió él;
pero mi edición mental es aleatoria
y rescata una frase
de otro especialista en otro caso:
“Saben detectar vulnerabilidades”.
Como la eminencia también sabe
detectar el terreno propicio,
no cargo con la imagen
del culo abierto de J*rge C*rsi;
sólo con el repelús que causa
la perpetua incertidumbre de por qué
alguien que usaba las palabras
“cariño y confianza”
me mandó a sabiendas
a la boca del león.
No.
No quiero metáforas:
nunca sabré por qué insistió tanto
para que yo fuera
a la casa del abusador.
Tierras Altas
El tren lleva
semanas sin pasar,
lentamente
la periferia de las vías
va desacostumbrándose
a la vibración de esa lata roja
que amplifica la de cientos
a bordo.
A las siete y cincuenta de la noche
se encuentran pocos signos vitales
en este borde chato, negro y ámbar:
el colectivo trucho
que estira su recorrido
por la debacle ferroviaria,
la bombita incandescente
iluminando una ventana
que también es kiosco
donde nadie compra,
el perro a lo lejos, que
–me doy cuenta al pasar a su lado–
es un gato
enorme,
mis ojos, que miran largo y calculan.
Todavía faltan seis cuadras para la ruta,
tres medios
de transporte para mi casa,
unas variantes del silencio
para mañana.
[Los tres primeros poemas son inéditos; los otros tres pertenecen al libro Antes de que vos te vayas y yo desaparezca]
Olga Outside nació en 1970 en Quilmes. Cursó estudios en FSOC. En 2020, durante la pandemia, publicó, en una autoedición artesanal, Antes de que vos te vayas y yo desaparezca. Poemas suyos integran las antologías Las chicas solo quieren divertirse (Las que no Duermen, 2024, físico) y Solsticio edición 2022~2023 (UNLaM, 2025, digital).