Ojo, mente, producción y ciudad. Tres poemas inéditos de Florencia Castellano (Buenos Aires, 1975) trazan directrices en una cartografía global de la explotación proletaria: Estambul, Japón, Mónaco en versos que se solapan uno sobre el otro con el ritmo de un pensamiento que deletrea una realidad compleja mientras la ve desenvolviéndose en presente continuo.
Estambul, Constantinopla
toda una hilera de cabezas tapadas por el sol
el sol que se hunde en cada uno de los cuencos que fabrican con cerámica
las mujeres de Estambul que tienen las manos cerradas
para no quemarse con el antiguo sol de Constantinopla
recuerdo de una época de guerras y cuencos rotos
en las calles donde niños descalzos corren alrededor de telas de colores
tiradas a montones sobre telas crudas
en una superposición de vivos y de muertos
una hilera de mujeres que se cubren del sol
por temor al sol que no les pertenece
tampoco a los niños de dientes de perlas
no les pertenece la calle y por eso, corren descalzos
sin telas en los pies crudos
sobre los surcos que el sol deja marcados
en los cuencos artesanales que venden las mujeres en hilera
mujeres con caras de cerámica conciben montañas de telas
por donde suben, bajan, corren y tropiezan niños de piecitos desnudos
algunas son sus madres
otras, sus tías
otras son ninguna en esa feria de oportunidades
llevan las cabezas tapadas por temor al sol
temor a que haga un cuenco en sus cráneos durante el saqueo
o durante el juego desordenado de sus niños de pies indefensos
ofrecidos como cuencos buenos al imperio de los rayos malos.
Japón, Toyota
toda una hilera de piezas nuevas centellea invención
subidas a una rampa que se desprende de un vehículo
que se encadena a otro vehículo con rampa directa
a otra hilera de piezas servidas de postre
en la mesa de las ciudades exportadoras
en la mesa de las ciudades que importan
toda una hilera de banderitas célebres pinchadas sobre un bocadito dulce
dulces en hilera que sirven para los célebres
donde se come de pie y se maneja sin manos
manos en hilera fabrican vehículos silenciosos
silencio al subir en hilera las banderas de las ciudades estrella
que la mayoría desea visitar
aunque no tenga automóvil
se puede conocer igual
se puede formar parte de las hileras de obreros que suben
suben indolentes por rampas –tan desprendidas como desafectadas–
hasta una mesa llena de piezas pinchadas
pinchado queda un automóvil que cayó en el almíbar
no sirve más
sí sirve la hilera de obreros que se encadena para comer
las piezas rescatadas del mar
un mar de dulces corales
corales como familias desmembradas empiezan a crecer en los costados
de los automóviles descartados en el mar dulce
corales que empiezan a crecer sin sentido aparente en el dulce mar
automóviles que expanden las rutas comerciales para las ciudades célebres
como en un viaje de expedición
colonias de cacao dulce y dulce café para el postre
servido en los edificios que parecen corales debajo de las aguas
donde flotan automóviles de juguete con colores pasados de moda
pasado de explotación
una hilera de personas salidas de la cadena de frío
ingresan sin bandera en la cadena de montaje
de la célebre ciudad que se come a la ciudad que no se maneja sola
supervivencia del más dulce, del más ramificado
ramas de obreros pasan de rampa en rampa
para comer de la caza y de la pesca como antes
en las épocas donde no había autos, ni Toyota
para salir a comer
para salir de las ciudades que ya no cumplen ninguna función social
para formar una familia obrera o una colonia de corales
en las aguas ilegales de esta pecera internacional.
Límite Mónaco
toda una hilera de pensamientos rotos en sus cadenas de sentido
absorbe el tiempo real de la conciencia plena que nos dice
estamos abrazados en el mar, el tiempo es amable
son las 12 del mediodía
tu cuerpo se mueve en las aguas frías, pero no punzantes
tu cerebro que no descansa ni haciendo la plancha
tu cerebro se expande de forma monstruosa como una colonia de corales
corales naranjas y llenos de torres que caen y se integran en una idea fija
con esas torres mentales no se puede nadar en paz
esta paz de las 12 del mediodía, de estar juntos en el mar
todo esto dice la plena conciencia desde un bote
toda una hilera de botes con pensamiento catástrofe empieza a crecer
sin que nadie lo haya solicitado
no tenés ganas de nadar de verdad dice la conciencia plena
con esas torres nacidas del coral
la cabeza te crece en un cosmos ajeno
una geografía nunca vista o estudiada
una variante de boya inescrupulosa atrae todo el cardumen que pueda pasar
dejá pasar las ideas dice la conciencia plena
pasar la barrera de coral
son las 12 del mediodía
déjalo pasar
no me ves, ni me oís porque tu mundo mental le gana a la naturaleza acuática
dice la plena conciencia desde un bote en las aguas verdes de Mónaco
Mónaco limita con Francia, con ese solo país
tu cerebro es de Mónaco
no me abrazás de verdad dice plena la conciencia
tu cerebro maquinal y crecido de corales grises por demás
tu cerebro lleno de torrecitas y planicies
una hilera de planicies aterradoras en Mónaco
Mónaco limita con un solo país
Mónaco es tu lengua, un sistema de referencias rotas
tu lengua es un sonido cerrado que atrae el vagabundeo de la mantarraya
todo mal si se reciben sus voltios
a las 12 del mediodía
todo mal si el cerebro está hinchado como un coral
con esas torrecitas que se caen y se levantan
se levantan y se caen para levantar planicies y corales fijos
corales con brazos en el cerebro hallados en terrible cantidad
en las aguas verdes del mar solitario
en Mónaco
una naturaleza limitante que aleja todo lo que no es Mónaco
un coral se expande en tu cerebro lleno de mantarrayas
torrecitas y planicies hablan con la doble erre
el único límite de Mónaco es Francia.
Florencia Castellano (Buenos Aires, 1975). Profesora y Licenciada en Letras egresada de la UBA. Formó parte del equipo editor y escribió en las revistas literarias Quesquesé e Ilusiones perdidas, publicaciones independientes que circularon desde 1997 hasta 2001. Publicó los siguientes libros de poesía ¿Cómo usar antiparras? (IRojo ediciones, 2003), Propiedades vigiladas (IAP ediciones, 2005), Un ruiseñor completamente blanco (IAP, 2007), Relieves de dispersión (IAP, 2009), Hora cátedra (27pulqui, 2017), Canción de lucha (Ascasubi ediciones, 2022). Propiedades vigiladas fue traducido al inglés y publicado por Ugly Duckling Presse, Serie Señal de Nueva York en 2016. En 2023 algunos poemas suyos fueron traducidos al húngaro. Estos poemas pertenecen al libro Los corales que está escribiendo actualmente.