La avanzada del gobierno nacional contra todo empleado estatal en un intento más de construir enemigos, las contradicciones (¿necesarias?) del presidente Milei en política exterior y el sueño húmedo de Caputo por una nueva convertibilidad, por Martín Gambarotta.
La guardia de infantería en la puerta del CONICET. El gobierno del Presidente libertario Javier Milei tiene en claro quién es su enemigo: todo lo que sea estatal, se mueva o no. Ser empleado estatal está quedando al borde de la criminalización para la sociedad libertaria. El gobierno finalmente ejecutó su plan de dar de baja 15000 contratados. ATE, uno de los gremios estatales, respondió con un intento de toma de edificios. El viernes hizo un paro nacional y una manifestación en Plaza de Mayo. “Incomodamos al gobierno”, dijeron. Puede ser. También puede ser que hace poco que Milei es presidente y que es difícil protestar. Pero hay un conflicto y hace falta que alguien lo lidere, ya sea a la derrota como a la victoria. La cabeza natural de la lucha en otros tiempos sería la CGT, pero hasta ahora la central sindical no logra encaminar las protestas que durante la semana incluyeron un paro docente. Camioneros también prepara acciones porque el gobierno se niega a homologar su aumento del 25 por ciento. Milei está más blindado que el gobierno neoliberal de los 90. El presidente cuenta con un formidable aparato propagandístico en las redes sociales y buena parte de la prensa pesada está de su lado.
A pesar de que se vienen tarifazos en luz, gas y agua el gobierno insiste en que está domando la inflación. La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich dijo que no le parece mal pagar “50 dólares” por un servicio. No todos piensan lo mismo. “El aumento de las tarifas significará sin lugar a duda un punto de inflexión en los tiempos que vienen”, dijo Cristina Fernández de Kirchner.
Otra prueba para el gobierno es la restitución del Impuesto a las Ganancias que si se aprueba en el Congreso implicará una baja en el ingreso de buena parte de la clase media. El impuesto es parte de una compleja negociación con los gobernadores que no termina de cerrarse.
“El gobierno del Presidente libertario Javier Milei tiene en claro quién es su enemigo: todo lo que sea estatal, se mueva o no. Ser empleado estatal está quedando al borde de la criminalización para la sociedad libertaria.”
Igual, el triunfalismo del Ministro de Economía Luis Caputo es palpable a pesar de las claras fallas del estado en manejar el brote de dengue (incluyendo abrir la importación de repelente demasiado tarde…). Es probable que si Caputo logra frenar la inflación después se juegue por una nueva convertibilidad. La convertibilidad original de los 90 duró una década y fue una enfermedad silenciosa que terminó arruinando la economía. Milei mientras tanto ya descartó una dolarización diciendo que el sistema político lo iba a meter preso si la llevaba a cabo. A esta altura Milei es un cúmulo de contradicciones. El entrevistador de Bloomberg estaba interesado en la postura de Milei sobre China. En la campaña Milei había llamado a China una dictadura asesina. Pero ahora dijo que no se iba a meter en el comercio entre privados.
Todo bastante equilibrado hasta que el Embajador de los Estados Unidos en la Argentina Marc Stanley abrió la boca. Stanley cuestionó el observatorio que China tiene en Neuquén. “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué,” dijo Stanley. Esta es la diplomacia estadounidense en acción. Cuando ven una oportunidad actúan rápido, de manera explícita y esperan una reacción del gobierno argentino. Stanley no hablaría así si Milei no fuera presidente. Sonó casi como una orden.
Los comentarios de Stanley se combinaron con la visita de la Gral. Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos. Richardson ya visitó el país antes pero en está ocasión su arribo resultó explosivo. El gobierno argentino repetidas veces declaró que ahora Argentina está alineada con Estados Unidos e Israel. Se habla de una “inspección” a la base China. Milei decidió acompañar a Richardson en persona en una visita a Tierra del Fuego luego de enterarse que las autoridades provinciales no tenían mucho interés en recibirla.
Stanley y Richardson vieron la posibilidad de operar en contra de la influencia China en el país y lograron su cometido porque el presidente estaba más que dispuesto a alinearse con ellos. ¿Y dónde está la contradicción acá? En el reclamo de Milei por Malvinas el 2 de Abril. Milei dijo que hacía falta algo más fuerte que la diplomacia para recuperar las islas. Es poco creíble que pueda contar con el apoyo de Stanley y Richardson para esa misión. Lo de Milei el 2 de Abril se resume en una palabra: sobreactuación. Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, lo resumió así: “No se puede tener como ídola a (Margaret) Thatcher”.