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ALIMENTOS RETENIDOS: EL GASTO EN COMEDORES CAYÓ UN 70% EN 2024

El escándalo de los alimentos retenidos en galpones expone la negligencia del gobierno argentino, que ha dejado desamparadas a las poblaciones más vulnerables. La ejecución presupuestaria para comedores y merenderos ha caído drásticamente, mientras que la falta de envíos a los distritos agrava la situación. Esta crisis evidencia una preocupante indiferencia estatal ante las emergencias sociales y una gestión marcada por la crueldad planificada.

El gobierno de Argentina se encuentra en el centro de la polémica tras la revelación de que retuvo seis millones de kilos de alimentos en galpones, a pesar de estar destinados a emergencias. Manuel Adorni, vocero presidencial, justificó esta acción, pero la realidad muestra un panorama desolador.

Además de la comida retenida de la gestión anterior, el gobierno apenas ha concretado nuevas compras ni ha transferido fondos a provincias y municipios, dejando desamparadas a las poblaciones más vulnerables. Esta situación se suma a otros recortes en áreas sensibles, como salud y educación, evidenciando un Estado ausente en medio de una crisis social.

La ejecución presupuestaria para comedores y merenderos ha caído casi un 70% en 2024, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), lo que califican como una “catástrofe”. A pesar del discurso oficial, se ha revelado una millonaria compra de alimentos, con adjudicaciones sospechosas.

La falta de envíos a los distritos también es alarmante, con transferencias mínimas para programas sociales. Mientras tanto, la situación se agrava con despidos en áreas clave y una respuesta insuficiente a emergencias, como las recientes inundaciones en varias regiones del país.

El gobierno ha optado por desafiar las órdenes judiciales para distribuir los alimentos retenidos, alegando que son para emergencias y catástrofes, aunque no hay evidencia de ello. La situación se vuelve aún más preocupante con el vencimiento inminente de cientos de miles de kilos de leche en polvo.

Ante este panorama desolador, la sociedad argentina exige respuestas y soluciones concretas. La crisis de alimentos no es solo un problema logístico, sino una muestra de la crueldad y el desinterés planificado por parte del gobierno.

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