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TRES POEMAS DE JUANA BIGNOZZI

Literatura
La reciente publicación, en Adriana Hidalgo, de La vida en serio, primer volumen de la obra completa de Juana Bignozzi (1937-2015), bajo el cuidado de Mercedes Halfon, reúne los últimos libros de la poeta que se crio en el barrio porteño de Saavedra y vivió más de veinte años en Barcelona. El tomo compila en gran medida los libros que signan la vuelta de Bignozzi a la Argentina: La ley tu ley (2000), Quién hubiera sido pintada (2001), si alguien tiene que ser después (2010), Las poetas visitan a Andrea del Sarto (2014) y Novísimos (2019); además de poemas dispersos, la serie, inédita hasta ahora, de La escalera de Aracoeli, y un aparato crítico que acompañó su obra desde el dossier que Diario de Poesía le dedicó en 1998. A continuación reproducimos dos poemas de si alguien tuviera… y el poema largo que da nombre a sus “poemas italianos”.

aunque sé que a veces me escuchan pensando que soy
el mausoleo de una generación
cuyas reivindicaciones ahogó la dureza de estas décadas
y se asombran de que aún emprenda animosa el viaje
hacia corazones y lenguajes jóvenes
siga hablando del color con que vi el mundo
y lea con más gusto a unos desconocidos que a viejos compañeros
debo decirles
aprendí hace mucho
que no hay nada más patético
que la canción del verano la canción del momento
pasado ese verano pasado ese momento


*


rodeada de creadores que oscilan
entre la jactancia y la humillación
no digo soberbia
porque es un pecado mayor de almas mayores 
rodeada de treintañeros que se vuelven cuarentones cincuentones
y se colocan en el umbral técnico de la vejez
suelo creer que me rodea gente a la que alguien contó una historia
en la que no entraba la jerarquía del escenario
la nitidez de la palabra
ni la respuesta a la eterna pregunta
¿quién soy yo en este oficio
y en éste mi espejo?


*


la escalera de Aracoeli


vuelvo en la enfermedad disfrazada
subo casi sola a la una de la tarde
de pleno verano
lo hago como promesa como humillación
como un pedido de tregua
no pude conseguir un pañuelo de algodón en los alrededores
signora me dijo el vendedor de agua prenda
y me envuelvo la cabeza en papel
me guía el cartel de aperto allá arriba muy arriba
así aprendían los medievales el ascenso de la tierra al cielo
y llegaban como yo la voluntad quebrada
ante este muñeco de oro el terrible azul de Pinturicchio que nunca amé
y las arañas de cristales y caireles de siglos y morales posteriores
que son un insulto a la dureza del arte
quebrados pedían y yo pongo mil liras para encender una lucecita
que como todo agotado espero que distingas entre tantas otras
qué promete una poeta
leer siempre tu poema en sus lecturas
niño de aracoeli no seré insolente ante un dueño de la eternidad
diciéndole que esa es la única eternidad

porque en mi ciudad aún existe una calle en la que soy eterna
vuelvo a subir esta escalera
en el agotamiento el calor el desagrado
vuelvo a subirla ya conocedora de la enfermedad
ellos hicieron este calvario
para que los hombres conociéramos el trabajo de subir
desde lo cotidiano a lo improbable
y yo ahora pidiendo por otro pidiendo por mi propia vida
viniendo de un lugar donde no quiero ni irme ni quedarme sino permanecer
yendo a un lugar donde no quiero estar
el universo permanente se afianza
y ha llegado la edad del agradecimiento
a mis jóvenes amigos a los jovencísimos poetas a mis amigos de siempre
ha llegado la edad de decir humildemente
me incliné como nadie ante estos azules estos oros estos ángeles perversos
si tuviera esta lucecita que se enciende en tu honor por unas monedas
no me iguales en el final
porque subí la escalera
desafiando la ironía de los cultos la objetividad de los sensatos
la supuesta lucidez de los solemnes bibliográficos
desde el primer escalón
siempre al margen de las familias establecidas
sin asustarme jamás por el enemigo
sin temer al diferente
sin dejar de decirme que tal vez lo ajeno a mi vida a mis ideas
como esta escalera y ese niño dorado allá arriba
podían guardar una enseñanza para mí


La vida en serio

Obra completa (1998-2019)

Volumen 1

Juana Bignozzi

Edición al cuidado de Mercedes Halfon

Adriana Hidalgo Editora / A.hache

400 páginas

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