El subsecretario de Derechos Humanos, Alberto Baños, afirmó ante un comité de la ONU que el número de 30.000 desaparecidos es “inflado”, repitió teorías negacionistas y acusó a los organismos de derechos humanos de actuar con intereses políticos. La intervención provocó sorpresa y malestar entre los expertos presentes.

En una exposición que desató un fuerte repudio diplomático, el subsecretario de Derechos Humanos Alberto Baños puso en duda ante un comité contra la tortura de Naciones Unidas la cifra histórica de 30.000 desaparecidos durante la última dictadura. El funcionario retomó argumentos promovidos por sectores negacionistas, según los cuales el número habría sido “construido” con fines económicos, y acusó a los organismos de derechos humanos de utilizar la discusión para “cuestionar al país” en foros internacionales.
El planteo generó perplejidad inmediata entre los especialistas de la ONU, que señalaron lo inusual de que un representante estatal desacredite una cifra que la comunidad internacional reconoce como parte de la memoria y el consenso democrático argentino. La postura expuesta por Baños se inscribe en un giro oficial que intenta revisar o relativizar los consensos construidos en torno a los crímenes de lesa humanidad, un movimiento que organismos locales e internacionales consideran riesgoso para las políticas de memoria, verdad y justicia.
El episodio abrió un nuevo frente de conflicto para el Gobierno en materia de derechos humanos, mientras organizaciones y referentes especializados anticipan que la intervención de Baños podría derivar en severas observaciones en el informe que el comité publicará tras las audiencias. Por ahora, la Cancillería se mantiene en silencio y la delegación argentina evita precisar si las declaraciones del subsecretario representan una posición oficial o un pronunciamiento personal.


