Literatura.¿Qué queda cuando lo real ya no puede articularse en estructuras totalizantes? Situarse en el terreno del anti-discurso: sin tesis, sin cierre; interrupción, reanudación, insistencia. La forma en los poemas de Agustina Gramajo (Mendoza, 1995) no es un recipiente ni una decoración, sino una cosa viva que tensiona la percepción. En ese gesto se juega una poética de la precariedad, no como carencia, sino como manera de habitar los restos de un mundo que ya no promete nada.
SENTIDO FATAL DEL URBANISMO
Lava los platos
los obreros en la calle
trabajan en el asfalto
tratan de penetrar el cemento
con sus herramientas
los contempla por el ventanal ubicados en el paisaje
salpicados con los amarillentos y verdes
matices de la arboleda tanteada por un haz de luz solar intenso
a través del cristal
un cuadro de José Turner a velocidad el color corre
un velo en la psiquis mientras lava los platos
resabios de una época hacen pensar
en sus manos
lo hecho, las obras, entregas
la ineducación
del afecto
pasado
casta
razón del tono
de la voz
de las hojas del otoño
—los pájaros cantan en la siesta—.
En sus manos siente la temperatura
del agua que las recorre
acarician la cerámica del plato
bajo la epidermis algo más vive
el fastidio
el ruido del tránsito merma
al otro lado del vidrio del ventanal
es bullicio aplacado
el entorno de una fiesta
para un bicho de la noche ;
razonablemente se espera que el insecto
se escape arrastrándose al silencio .
Mientras enjuaga los platos piensa
obras como fantasmas
quedo fantasma material;
sostenido en el escenario
de una historia culmine
una presencia intangible
en ese rincón de pie por décadas
un susurro de la creatura dicho
al oído lejano del adulto que arrastra
su brazo para cruzar la calle del carril.
Presencia, obras
como fantasmas pisoteadas
sábanas con agujeros
para los ojos, abandonadas a la eternidad
del olvido cósmico.
Fantasmas como la hierba
que crece ferozmente pisoteada en algún baldío
que compone la estructura de un piso
en un edificio del futuro.
Los agujeros negros te miran con insistencia
piensa
cuando la máquina del obrero
se desvanezca intentando
atravesar el cemento y su herramienta
se convierta en la extensión de su dedo índice
cuando las partículas del agua se solidifiquen
de forma marciana viscosa corriente en el agua
corriente de agua en los días —gemidos
abren la mano el vaso
cae al suelo despidiendo pedazos de vidrio
más allá de las baldosas de la cocina—.
Y un sentido de la cosmografía
Y un sentido de los aspectos que conectan
con los baches
y los vagabundeos vitales que los orbitan
el sol dilata las pupilas minúsculas
quiere acordarse mientras recoge
con la escoba los trozos del vaso
de los pensamientos
—la vastedad de la llanura en un viaje—
quiere recordarlos que alguien
los recuerde
basura que no se limpia
que no se recoge basura
del universo
mediodía calvario
polvareda y espuma
en las manos; las besa porque espera
ruega al oscurecimiento a la noche
electricidad mueve los dedos
por estar en paz en la nave
en paz con el buen juicio de lo cotidiano.
II
Lo diario halla resonancia en un grito
y el choque intensivo de la máquina
con la piedra inalterable de la calle bajo el cielo del barrio.
III
Espera que algo así pase como se espera
usarse los platos y los vasos ayer imbricados
repetidas veces
espera ensuciarlos y
que eso pase lo que tendrá la misma importancia
que el sostenerse
en la memoria
hacerse pedazos caer
en las dimensiones vacías
de una pileta de lavadero.
Los obreros vuelven a comer
tarde a su hogar vuelcan
sus cuerpos en la cama hacia arriba habitan un retrato
-–tiempo largo en un marco con clavos—
y al día que le sigue
el traje laboral
espera con esa simple y violenta
seguridad de cada día
gira la perilla
de la cocina para que salga el chorro de agua
/que cae al fondo de los caños
como sustancia obsoleta desagota
una palabra que se destruye /
TE ALUCINAN
Cuando estés afuera esa belleza atravesando la ruta y todas tus ruinas te amenacen de
un lado a otro iluminándote. Hasta que corriendo al asiento de la parada del micro llegués
a acostarte. Y mirando horizontal el cielo estrellado como si la distancia fuese lo único que
no dañase, otro gesto te abra más los ojos y veas que estás bajando dormido la escalera,
que tu cuerpo se lastima. La vida es toda una falla, con la que se hace un pensamiento
que falla como este. Puede que esté muy mal la noche en sí. Estoy sola y todas estas
botellas porque quiero que vivás conmigo y todas las promesas se abalanzan a la luz de
las que llamamos calles pero te alucinan porque es el cielo que quiere mantenerte cerca y
es lo único que te pide que sobrevivás a esta noche después de haber bajado los
escalones con los huesos de la espalda.
BRESSON, TU PELÍCULA MOUCHETTE
En esa pieza la gripe ronda
El conejo corre
El dolor en el pecho crece
—¿Qué harán sin mí? —Y da un trago largo a la ginebra
Ya nos creía a todos enfermos
Hay un cuerpo que no camina entre las niñas que pasan
Escucha una canción los árboles mecen el cielo
—Mi pobre niña cuidate de los borrachos—
El dolor en el pecho, madre crece
un baldío.
Todas las niñas merecen el estiércol que les tiro
En el piso de colcha mi hermano sigue llorando
igual que yo ha muerto.
Nosotras quedamos en esa pieza
La gripe y los zapatos los heredamos
Hay un vestido azul que un día será va a ser mío
Con él voy a girar por el cerro.
FRAGMENTOS DE ANOTACIONES
Principio de noche
Lo que se ve en la imagen de Ofendidos humillados, cicatrizada en la memoria; la niña
Nelly, enferma, quebrantada, le dicen que también hay otra niña como ella, igual de
enferma y quebrantada, ofendida y humillada, sin perdón, pretendiendo consuelo, le
dicen, en el uso que le confiere a Nelly su materialidad; bajo los puntos de su pluma
Dostoievski, qué considerable compañía. Haber leído a Dostoievski, refleja una emoción
expresiva, en la cara (?), —no mirarse al espejo—.
***
Pero qué día de mierda
Agonizan, seres deslucidos; verlos, liquidar sus imágenes
Un tipo con los brazos enlazados atrás suyo, mirando hacia el contenedor de basura,
ahora ocupa sus manos en desarmar las bolsas.
***
Tuvo ese sueño frente a tantas ventanas
Edificios, oficinas
Y abrazo como una cachetada de rápido, definitivo, fumar…
Volvió al mundo, alguien desde una de esas ventanas
se levantó reconciliada con el tiempo
como la gata que despabila su mal ánimo para ir apurada a recostarse plácidamente.
***
Niño sube al colectivo solo, tiene una maqueta en la mano; es un micro a escala, se
balancea con el movimiento del micro, de los dos micros, no sabe donde sentarse, se está
por caer no tiene donde agarrarse, llora con toda la expresión de su cara pequeña, no hay
lágrimas.
***
Para aclarar, pensando siempre en lo mismo me abismo,(...) pero ese fantasma
considerable, me manda mensajes químicos, y es una identificación real.
Agustina Gramajo nació en Mendoza en 1995. Estudió Cine y Letras. Es costurera. Participó en la creación de las revistas contraculturales Guinarda y Oswald blog.