La presión de los trabajadores movilizados provocó disidencias dentro de la UCR, el PRO y bloques provinciales, que obligaron al Gobierno a correr el tratamiento para febrero. Tras una reunión de urgencia en Casa Rosada, el Ejecutivo admitió que no contaba con los votos necesarios para avanzar antes de fin de año.

En paralelo a la masiva movilización de la CGT a Plaza de Mayo, el oficialismo en el Senado logró este jueves la firma del dictamen de la reforma laboral, con alrededor de 20 avales en las comisiones de Trabajo y Presupuesto. Sin embargo, el avance formal no alcanzó para sostener el plan original del Gobierno, que pretendía llevar el proyecto al recinto antes de fin de año. Las tensiones con los bloques aliados terminaron por frustrar esa estrategia.
El traspié sufrido en Diputados durante el tratamiento del Presupuesto 2026, donde se incorporaron artículos sin consenso previo, dinamitó la confianza que el bloque libertario había construido con el llamado “grupo de los 44”. En ese marco, Patricia Bullrich resolvió postergar el debate para el 10 de febrero, luego de una jornada marcada por idas y vueltas en el Senado y un encuentro de urgencia en Casa Rosada con el presidente Javier Milei, su mesa política y funcionarios clave del Gabinete.
Tras esa reunión, el oficialismo propuso tomarse todo enero para reabrir la negociación del texto. Bullrich aseguró ante los senadores que habrá un segundo llamado a sesiones extraordinarias entre el 2 y el 28 de febrero, en respuesta a los cuestionamientos de la oposición, que advertía que el período vigente finaliza el 30 de diciembre. La decisión implicó un giro respecto del objetivo inicial de acelerar el trámite legislativo.
El bloque libertario había arrancado la semana con la expectativa de un tratamiento exprés de una iniciativa de casi 200 artículos, apoyado en el respaldo de la UCR, el PRO y senadores provinciales de Misiones, Salta, Tucumán, Santa Cruz, Chubut y Neuquén. Incluso se evaluaba una sesión extraordinaria el 26 de diciembre para tratar, además de la reforma laboral, el Presupuesto 2026, la ley de glaciares y la inocencia fiscal. Todo quedó en suspenso tras el quiebre político generado en Diputados. “Se empiojó todo lo que veníamos trabajando con los dialoguistas. Fue una cuestión política, no del texto”, admitieron desde el oficialismo.
Pese a la firma del dictamen, radicales y senadores del PRO acompañaron con disidencias, al considerar que la iniciativa requiere más discusión. Entre los cambios incorporados figuran la eliminación del pago del salario en especies —que ahora deberá ser únicamente en dinero—, modificaciones en la ultraactividad de los convenios colectivos y un esquema de pago en cuotas para las indemnizaciones de micro y pequeñas empresas. También se reformuló el artículo sobre el pago de salarios vía billeteras virtuales, tras el rechazo del sector bancario, para ajustarlo a la regulación del Banco Central.


