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ESCRITORES EN LAS PROVINCIAS. GONZALO NICOLÁS TERRAZA

Encuesta Literaria

Indagación permanente de voces sesgadas de los vencidos. El ruido de cocina en los barrios de emergencia de Las Heras antes que el marmóreo ritmo del centro en una provincia tradicional, burócrata e individualista. Gonzalo Nicolás Terraza (Mendoza, 1984) borronea una cartografía literaria a pedido de nuestra encuesta Escritores en las provincias.

El esquema centro y periferia, ¿sirve para pensar la literatura argentina actual? En tu propia escritura, ¿qué importancia le atribuís a ese esquema en términos estéticos, ideológicos, sociales y de circulación?

Difícil pensar un esquema centro-periferia sin antes trazar una cartografía de cada uno de sus distritos: lo que pasa, lo que no pasa, etc. Imagino a la literatura como una confrontación permanente entre espacios, ideas y lo que hay dentro de ellos. Me gusta la idea de investigación científica, de indagación permanente sobre esas voces sesgadas que ululan bajo los cimientos de la censura o la trivialización de su lenguaje por parte de los vencedores. El posfacio de Damián Selci sobre Seudo de Martín Gambarotta es muy esclarecedor sobre ello. “Los ganadores imponen un idioma y los perdedores deben aprender a hablarlo o condenarse a la marginalidad”. 

Por eso hay que aprender una y otra vez, sobrevivir entre una mansedumbre que convive bajo un ala partidaria que viene haciendo del conservadurismo y la desigualdad un hábito citadino y exánime. Y, viéndolo desde un ángulo mucho más personal, me cuesta pensar todo este material bajo el concepto de fronteras.  

En mi caso, conecto con lo que pasa a nivel nacional de forma permanente, pero también en los distritos que rodean al centro de Mendoza, que es donde resido. Por ejemplo: Las Heras de Claudio Rosales o el recién salido Ampliación de la vivienda de Gastón Moyano dan un claro testimonio de lo que para mí debe indagar la literatura: encontrarle una voz a los que la perdieron. 

Es común hablar del unitarismo cultural argentino, cuyo centro ineludible sería la ciudad de Buenos Aires. En el caso de tu escritura, ¿reconocés conexiones estéticas por fuera de esa relación? Con autores o tradiciones de otras provincias, países, culturas, idiomas, etc.

Es un diálogo permanente, sobre todo cuando empezás a armar algo cuyo material de respaldo contiene un lenguaje político muy fuerte sobre lo que pasa en tu provincia. En lo particular, no pienso a Buenos Aires como el único lugar donde haya un movimiento central de circulación. Córdoba, Rosario, el Litoral, etc.,  vienen trabajando arduamente con bellísimas propuestas editoriales: Borde Perdido, Caballo Negro, Neutrinos, por nombrar solo algunas. Cada provincia trabaja como puede, con los recursos que puede. Algunos llegan a tener repercusión nacional, otros no tanto. 

Y en cuanto a los autores, cito a Perec: “Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse”. Y me voy a Sebald, donde el movimiento, ya sea en largos viajes o pequeños paseos walsereanos, se hermana con la autobiografía, la realidad y la ficción. Perec, cuyo libro Tentativa de agotar un lugar parisino narra su experiencia de pasar tres días seguidos en la plaza Saint-Sulpice de París. Ahí narra cada acontecimiento que ocurre en el lugar a modo de inventario.

¿Podrías hacer un boceto del circuito artístico en tu provincia o localidad? ¿En qué lugar de ese mapa te ubicarías en tanto artista?

Difícil abordar una respuesta concisa y elocuente sobre dicho boceto, y más en épocas de tanta globalización fascista y tecnócrata, donde la velocidad es tan sagaz que la solidez de los conceptos se pierde muy fácil. Mendoza tiene cierto tradicionalismo que se ha vuelto más burócrata a medida que sus representantes se involucran más con sus dotes personalistas y empresariales que con un proyecto colectivo, y los proyectos colectivos terminan imitando esa burocracia hegemónica tan característica de una provincia tan sosegada ante el vaciamiento neoliberal en manos de sus dirigentes. 

Yo nací en Ciudad, pero a los 10 ya estaba viviendo en Las Heras, en un barrio de clase media donde a medio kilómetro había varios barrios de emergencia. Mi abuela vivía en uno de esos y, de alguna manera, comenzó una relación personal con mucho de lo que ahí pasaba. Hoy retengo mucho esa música de cocina. Lo que pasa en los distritos que rodean al centro de la ciudad me generan una inquietud mucho más interesante que el marmóreo e incesante ritmo del centro. Ir a esos lugares, registrar, hacer un mapeo cinematográfico es lo que más me interesa hacer a la hora de componer algo. 

Escritores en las provincias. María Lobo

Escritores en las provincias. Federico Leguizamón

Escritores en las provincias María Teresa Andruetto


Gonzalo Nicolás Terraza. Nació en 1984, en la ciudad de Mendoza, donde vive. Actualmente prepara su primera plaqueta de poemas.

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