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FALSO TESTIMONIO DE HORACIO FIEBELKORN

Literatura
“Que el cielo esté blanco/ no es una buena noticia”, dice uno de los poemas de Horacio Fiebelkorn (La Plata, 1958) en el libro inédito Falso testimonio. Dar cuenta de lo que se puede ver no es lo mismo que darse cuenta de lo que se está viendo. Las inundaciones de un pasado abril, los guardapolvos y camillas en el hospital, lo que hay detrás de las vitrinas del museo de ciencias; los versos de estos cinco poemas se debaten ante la duda y la certeza acerca de lo que se puede, o no, dar fiel testimonio.

1

Rara es esta noche, 
rara, y parece que 
me tocás 
por primera vez.

—Me tocarías, ya mismo?
Me vas a coger?
Me vas a follar?
Do you wanna fuck me?

—Pero no te he tocado,
no has visto nada
no me has visto en persona. 
No me has sentido respirar
no me has olfateado
ni saboreado, nada.

No has visto nada, nada,
No aquí, nada
en Ensenada, Berisso, 
en Etcheverry, nada. 

Chaco, Formosa, nada. 
Francia, Honduras, nada.
Japón, México, nada.
Dónde estamos?
No sé. En ninguna parte.

(La música se interpone
entre las voces y la cortina de humo
que despliegan los motores
quemando nafta)



2
 
Mentira, lo vi, todo, 
lo he visto. No quedó 
cosa sin ser vista.
Demasiado vi,
demasiado he visto.

El hospital, juro que 
lo vi en la ciudad,
al hospital. Cómo 
podría no? Haberlo visto? 
Con sus camillas
y gente muerta
en las camillas.

El hospital, lo vi,
lo he visto. Estoy 
segura. El cielo 
está blanco. No de 
pureza o algo así, 
no no, el cielo está 
blanco, y es un color
–suma de colores, una
totalidad escurridiza–

Que el cielo esté blanco
no es una buena noticia.
El cielo blanco.
El guardapolvo blanco 
de doctores y doctoras y 
enfermeras y enfermeros
llorando sobre cuerpos
que sacan en camillas.
Blancos ojos ya cerrados.
Ustedes, que ya murieron,
díganme por dónde pasa 
el ómnibus a cualquier parte.


3
 
El hospital es un elefante blanco.
Imposible no verlo.
Cuando estemos todos secos, 
cada hospital será un museo.

Quién sos? Quién eres?
No sé. Nadie todavía.

(Un amigo está escribiendo 
un comentario)

4

Fuiste al museo? Fuiste 
al museo de ciencias naturales?
Donde hay dinosaurios? 
Donde hay momias 
de indios secuestrados? 

El museo está en el paseo 
del Bosque, está la gruta 
y su lago cavado por 
mano de obra regalada.
Le dieron palas y picos 
a los locos del hospicio
que no protestan,
ni hacen huelga.
Son buenos. No pretenden
que se les pague.
 
En el museo la gente 
pasea pensativa mientras
mira bichos extraños
en las vitrinas
a falta de otra cosa
 
Yo también miré
en el museo, miré
pensativo a la gente.

En los hospitales
gente menos pensativa
porque está quemada
en camillas,
carne vulnerable.
 
He visto cápsulas 
–como en el poema 
de Silva José Asunción,
el tardo modernista
que cantó Darnauchans–
cápsulas en ramos.


5

Quién lo hubiera dicho. 
Pieles humanas que flotan,
como en aquella
inundación de aquel abril.
Todavía en el frescor
del atroz, el terrible
aquel abril.

Pieles secas, quemadas,
piedras, naranjas de dolor 
en el barrio.
El pelo en hebras. 
Pelo que en el agua 
anónimo, se pudre.

(Se aconseja dejar de seguir
a un idiota)


Horacio Fiebelkorn (La Plata, 1958). Fue co-editor del tabloide de poesía La Novia de Tyson en los años noventa. Publicó los libros Elegías (2008, Ediciones Al Margen, y 2011, Determinado Rumor), Tolosa (2010, Eloísa Cartonera), Pájaro en el palo (2012, Civiles iletrados, Uruguay), El sueño de las antenas (Vox, 2013), Cerrá cuando te vayas (Club Hem, 2016), La patada del chancho (Zindo & Gafuri, 2016), El pantano (Malisia, 2017) y Poemas contra un ventilador (Caleta Olivia, 2019 y 2023). Compiló el libro Poesía – 24 autores, publicado en el 2019 por Ediciones La Comuna (La Plata). En el 2021 publicó el volumen de ensayos Tilos secos, diagonales rotas (Pixel editora, La Plata). Su poesía fue publicada en Uruguay, Brasil, Chile, México, Cuba y España. Actualmente dicta talleres de poesía en forma presencial y virtual.

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