Con la inflación de octubre estimada en al menos 2,3%, el comienzo de noviembre traerá nuevos aumentos que profundizan la presión sobre los hogares argentinos. Alquileres, medicina privada y combustibles son los sectores más afectados.

Los contratos de alquiler regidos por la derogada Ley de Alquileres tendrán un incremento cercano al 42,2% en noviembre. Para los contratos actualizados por Índice de Precios al Consumidor (IPC), la suba será del 6%, mientras que los acuerdos con ajustes cuatrimestrales registrarán un aumento del 8,5%. Así, un alquiler mensual de $600.000 pasará a costar entre $636.000 y $853.200 según el tipo de contrato, afectando fuertemente el poder adquisitivo de las familias.
En el sector de salud privada, las principales empresas de medicina prepaga aplicarán aumentos de entre 2,1 y 2,8% en sus cuotas, cifras que igualan o superan la inflación general de septiembre (2,1%). Por otra parte, el aplazamiento de la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC) trasladará al mes de noviembre un nuevo ajuste en los precios de nafta y gasoil. La nafta súper de YPF, por ejemplo, ya ronda los $1.400 por litro en CABA, reflejo del impacto acumulado de políticas fiscales y devaluatorias sobre la economía.
El combo de subas en alquileres, prepagas y combustibles se suma a la persistente inflación, generando un panorama de alta incertidumbre para los próximos meses. Analistas destacan que estas medidas, si bien pueden intentar contener el costo político a corto plazo, terminan trasladando presión económica directa sobre los hogares y la cadena de precios en general.


