La selección argentina venció 3-0 a Chile en su regreso a Buenos Aires tras ganar la Copa América. El equipo, sin Lionel Messi y con la emotiva despedida de Ángel Di María, consolidó su liderazgo en las eliminatorias rumbo al Mundial 2026. Los goles de Alexis Mac Allister, Julián Álvarez y Paulo Dybala marcaron el…
El escenario era inusual: Argentina jugaba sin Messi ni Di María en un partido de eliminatorias, algo que no estamos acostumbrados a ver. La ausencia de estas dos figuras icónicas dejaba una sensación de orfandad futbolística. A menudo, podía faltar uno, pero el otro siempre estaba. Di María, quien muchas veces portó el brazalete de capitán, cuidaba el terreno de Messi. Pero hoy ya no estará más. Hace apenas un rato se despidió de su público en el Monumental, rodeado de su familia y arropado por sus compañeros. Su legado incluye momentos inolvidables: el oro olímpico en Beijing 2008, el dolor de la final perdida en Brasil 2014, las derrotas ante Chile, el grito de gloria en el Maracaná, la Finalíssima, el Mundial y su gol en una de las finales más icónicas. Su adiós marca el fin de una era.
Fue un reencuentro y una celebración. La selección argentina regresó a Buenos Aires tras su conquista de la Copa América, celebrando con una victoria de 3-0 sobre Chile en las eliminatorias, consolidándose en la cima del grupo y encaminándose sin complicaciones al Mundial 2026. El triunfo llegó sin Lionel Messi y después de una emotiva despedida a Ángel Di María. Los nombres cambian, las épocas pasan, pero lo que siempre permanece es el equipo. El próximo encuentro será el martes en Barranquilla contra Colombia, reeditando la reciente final de la Copa América.
Este cierre es el fin de un ciclo, el de un jugador que dejó su huella en más de quince años con la selección, quizás sólo comparable con la influencia de Messi, quien, aunque ausente, sigue siendo esperado. Sin embargo, el partido también nos invita a mirar hacia el futuro, a lo que vendrá, en un Monumental con algunas gradas vacías debido a la sanción por cánticos homofóbicos, permitiendo sólo el 75% de la capacidad del estadio.
La atmósfera en las tribunas era más tranquila de lo habitual, con apenas algunos gritos dispersos. En el campo, los rostros familiares mantenían viva la esencia de esta etapa. Emiliano «Dibu» Martínez estaba en el arco, y el capitán frente a Chile era Nicolás Otamendi, quien regresaba a la titularidad. A su lado, Cristian «Cuti» Romero levantaba al público con su juego aguerrido, mientras que Lisandro Martínez ocupaba el lateral izquierdo y Nahuel Molina el derecho. Rodrigo De Paul lideraba el empuje del equipo, aunque Nicolás González no lograba conectar bien por la izquierda. Enzo Fernández y Alexis Mac Allister manejaban el mediocampo, mientras que Julián Álvarez y Lautaro Martínez buscaban espacios para generar peligro. Argentina dominaba la posesión, pero le faltaba contundencia.
Cuando el equipo lograba generar peligro, el arquero chileno Gabriel Arias respondía con solidez. Chile, dirigido por Ricardo Gareca, optaba por refugiarse atrás y buscar el contragolpe como estrategia. Mientras tanto, Argentina ejercía paciencia, que para ellos no significaba esperar, sino atacar y mantener la pelota. Una combinación entre Lautaro y De Paul hacia la mitad del primer tiempo terminó con un remate del jugador del Atlético de Madrid, que Arias atrapó sin problemas. Otro intento de Nicolás González, también asistido por De Paul, fue nuevamente contenido por Arias. Poco más sucedió en esa primera mitad, salvo un cabezazo de Matías Catalán que impactó en el poste, causando un breve susto en el área de Dibu Martínez.
El partido cambió en la segunda mitad. Apenas a los cinco minutos, Alexis Mac Allister abrió el marcador tras una jugada bien elaborada. De Paul encontró a Julián Álvarez desbordando, y Lautaro dejó pasar el centro para que Alexis definiera. El gol, más allá de la ventaja, reflejó la mejor versión del juego colectivo argentino.
Minutos después, el público comenzó a corear «ole, ole, ole», mientras el equipo tocaba el balón con tranquilidad. La selección no había jugado en Buenos Aires desde octubre del año pasado, cuando cayó ante Uruguay, por lo que el ambiente era de disfrute.
En la media hora del segundo tiempo, con el partido encaminado, se escuchó un anuncio pidiendo a los hinchas chilenos que esperaran para salir. Alexis, Lautaro y Lisandro fueron reemplazados bajo una ovación, y en su lugar ingresaron Marcos Acuña, Alejandro Garnacho y Paulo Dybala, quien llevaba el número 10 en la espalda, el mismo número que han usado Messi y Maradona. El Monumental coreó su nombre en su regreso a la selección, tras estar ausente en la Copa América. Además, Giovani Lo Celso, con la camiseta número 11 de Di María, había entrado un poco antes.
El segundo gol llegó con una bomba de Julián Álvarez desde fuera del área, sellando el triunfo. Dybala, con el 10 en la espalda, cerró la cuenta con el tercer gol. El partido terminó con Garnacho y Valentín Castellanos en el ataque, quizás mostrando destellos del futuro. Scaloni será quien guíe ese próximo capítulo.