En EEUU el avance hacia un salario mínimo de 15 dólares la hora busca mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. En Argentina, en cambio, el salario mínimo apenas cubre el 28% de la canasta básica y el Gobierno propone eliminarlo, profundizando el debate sobre su impacto en la economía.
En contraste con lo que sucede actualmente en Estados Unidos, el gobierno de Javier Milei, representado por su vocero Manuel Adorni, manifestó su intención de eliminar el salario mínimo, calificándolo como un ”error conceptual”. Al respecto, el Instituto de Política Económica (EPI, por sus siglas en inglés) destacó que un salario mínimo más alto no solo mejora la seguridad económica de quienes ganan menos, sino también la de millones que perciben un poco más del mínimo, gracias al efecto de arrastre en los salarios. En Estados Unidos, 15 estados y Washington D.C. ya aprobaron un salario mínimo de 15 dólares por hora. Además, se espera que otros cuatro estados alcancen esta cifra para 2027, lo que cubrirá al 48,1% de la fuerza laboral del país.
En Argentina la situación es distinta. En diciembre, el Gobierno fijó el Salario Mínimo, Vital y Móvil en $279.718 mensuales y $1.399 por hora, con incrementos escalonados hasta marzo de 2025. Sin embargo, estas cifras están lejos de cubrir la canasta básica de $324.099 para un adulto, calculada por el INDEC. Para una familia tipo, el salario mínimo cubre solo el 28% del costo de una canasta que fija la línea de pobreza, estimada en $1.001.466.
Adorni sostiene que “tener un salario mínimo es un error” porque, según su lógica, impide contratar a quienes estarían dispuestos a trabajar por un salario inferior. “Esperemos que, cuando Argentina sea completamente normal, el salario mínimo deje de existir”, afirmó.
Evidencia sobre el impacto del salario mínimo
El EPI y diversos estudios académicos desmienten las preocupaciones tradicionales sobre el salario mínimo. Investigadores como Ben Zipperer y Arindrajit Dube concluyeron que la mayoría de los aumentos en el salario mínimo no generan pérdidas significativas de empleo, sino que incrementan los ingresos totales de los trabajadores con salarios bajos. Este efecto se extiende incluso a grupos amplios de la fuerza laboral, no solo a segmentos como los adolescentes.
En Estados Unidos, aunque todavía existen estados que mantienen el salario mínimo federal de 7,25 dólares por hora, esta cifra cubre la línea de pobreza para un adulto que trabaje a tiempo completo. Aun así, EPI señala que este piso salarial es insuficiente para garantizar una seguridad económica adecuada.
En cambio, Argentina enfrenta el desafío de salarios mínimos que no solo no alcanzan a cubrir las necesidades básicas, sino que también afectan indirectamente a millones de trabajadores informales y jubilados, cuyos ingresos están sujetos a este indicador.
El debate sobre el salario mínimo refleja dos enfoques opuestos: mientras que en Estados Unidos se refuerzan las políticas para proteger a los trabajadores, en Argentina, la propuesta de eliminar el salario mínimo podría agravar la desigualdad económica y social, dejando a cada vez más familias y argentinos en situación de vulnerabilidad y desamparo por parte del Estado.