La interrupción en la entrega de medicamentos oncológicos por parte del Estado argentino ha cobrado varias vidas, incluyendo la de María Teresa Troiano. Su historia refleja la desesperación de pacientes y familias que luchan por acceder a tratamientos vitales.
María Teresa Troiano enfrentó una batalla de 16 años contra el cáncer. Sin embargo, en diciembre, su tratamiento se interrumpió debido a la falta de suministro de medicamentos por parte del Estado. La enfermedad avanzó y desarrolló metástasis en el cerebro. Anoche, María Teresa falleció, después de que su familia exigiera respuestas al Ministerio de Salud. Es la cuarta víctima fatal registrada, aunque se advierte que hay más casos.
“Es una situación muy triste. Conocí al esposo cuando comenzamos a reclamar por la falta de tratamientos. Estaba desesperado por su esposa. Nos acompañó en todos los programas, hizo todo por ella. María Teresa llevaba 16 años con tratamiento, pero en diciembre tuvo que interrumpirlo. La enfermedad avanzó y le afectó el cerebro. Falleció anoche”, lamentó Débora Bosco, de la Fundación Solidaridad Cáncer (Fusoca), una de las organizaciones que apoya a familias y pacientes que luchan por la entrega de medicamentos oncológicos y para enfermedades crónicas por parte de la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), ahora bajo la órbita del Ministerio de Salud.
Antes del caso de María Teresa, al menos tres pacientes más murieron debido a la interrupción en la entrega de sus medicamentos. El primero fue Aldo Javier Pinto, de 45 años, de Salta. Luego se conoció el fallecimiento de Camila Giménez, de 25 años, en Córdoba. Bosco también informó sobre la muerte de Alfredo González: “Falleció hace diez días, estaba esperando su tratamiento de la DADSE. Hacía lo que podía, con donaciones, pero la enfermedad avanzó. Y hay más casos”.
El mes pasado, Eduardo Castaño, esposo de María Teresa, describió su desesperada situación en una entrevista radial. “Ella está anémica, sin medicación desde el 12 de diciembre cuando debía recibirla. Comprarla es imposible para mí. Son Dabrafenib y Trametinib, dos medicamentos que van juntos, una quimioterapia oral. En el mercado, uno cuesta 11 millones y el otro seis. Son 17 mil dólares mensuales. Estaba en el cuarto ciclo desde 2023, y antes también con otro tratamiento. Solíamos recibirlo regularmente, dentro de los problemas de acceso y tiempo, pero nunca pasaba más de 40 días desde que presentábamos toda la documentación. La DADSE atiende a personas como nosotros, sin medicación, sin nada”, relató Castaño.
“Presentamos la documentación el 27 de octubre de 2023, para recibir la medicación los primeros días de diciembre. Unos días antes del 10 de diciembre nos dijeron que pasáramos a buscarla por la droguería, como en otras ocasiones. Llamé a la droguería y me dijeron ‘no, vuelva a llamar a la DADSE, hay un problema’. Me dijeron que fuera personalmente a la DADSE y que la droguería había decidido pagar la multa que se paga cuando no se cumple, porque preferían pagarla y no entregar la medicación. En la DADSE dijeron que lo iban a volver a incluir en el presupuesto, para una nueva licitación. A partir de ahí, no hubo firma”.
“La DADSE recibe los casos, pero al no haber firma, no hay número de expediente. Uno se va con la ilusión de haber entregado el papel, pero queda allí como si lo dejaran en un cajón. Es perverso. Y luego está toda la parte comunicacional donde confunden a las personas, como hace el vocero (Manuel) Adorni, diciendo algo diferente a lo que realmente sucede”, expresó Castaño. Semanas después de esa declaración, el Ministerio de Salud emitió un comunicado afirmando que “nunca dejó ni dejará de entregar medicamentos oncológicos”. Previamente, la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, había justificado la interrupción de la DADSE por supuestas irregularidades en las compras durante la gestión anterior.
“Cuando se suspende un tratamiento oncológico antes de completarlo, generalmente se vuelve a foja cero. El tumor crece”, advirtió Castaño sobre la situación de su esposa. Resaltó las redes de solidaridad y donaciones de medicamentos, y no pidió dinero, solo ayuda para difundir. “Pedimos a todas las personas que hablen del tema, lo visibilicen. Porque será difícil hacerlo uno solo. Se puede acudir a la justicia, pero tiene sus tiempos. Y no son los tiempos de la vida”.
