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PERO AUN ASÍ, DE MARÍA MORENO

Reseña.
Una relectura del canon literario americano que parte del cuerpo para volver al cuerpo —en su estado menos grácil, más afectado por el contexto y la enfermedad. En Pero aun así. Elogios y despedidas, María Moreno peina a contrapelo la escena contemporánea y apuntala coordenadas de lectura, si no nuevas, aun así disidentes.

Por Rocío Kiryk

Pero aun así. Elogios y despedidas revisita la escritura autobiográfica en una serie de ensayos que unen –y sacrifican– el cuerpo por la literatura. Tal es así que, como se deja entrever, el ACV que sufre María Moreno y que paraliza la mitad de su cuerpo se produce en el momento en que está escribiendo sobre la asimetría en Lila Meruane.

En su apuesta por el discurso autobiográfico, Moreno dispone una serie de correspondencias entre cuerpo y escritura que las vuelven imposibles de separar: se niega a rehabilitar la marcha con un “bipedestador” y rechaza el mandato militar de morir de pie. En cambio, prefiere la vulnerabilidad de sentarse a leer: “hay gestos de lenguaje y hay gestos que se sustraen a él, pero cuya riqueza hace leer”. Y a esos espacios inefables los divide en “obras de mujeres”, “Chile”, “popurrí de lecturas en voz alta” y “de llorar”.

No es pretencioso decir que María Moreno ocupa hoy ese lugar vacío del híbrido entre crítica y literatura que pudieron dejar nombres como Ricardo Piglia y Josefina Ludmer. Puede leerse en Pero aun así cierto impulso de refundación del mapa literario, similar a las relecturas de Piglia en relación con Borges y Arlt. Pero tanto el mapeo más oficial como contrahegemónico que proponía el crítico solía estar emparentado con tradiciones nacionales y mayormente hispánicas. Por el contrario, María Moreno piensa un mapa queer, por decirlo de alguna manera, que es más latinoamericano que argentino, que abre líneas anglosajonas (dentro de ellas elige a Woolf antes que a Joyce) y se permite ser antesala de la literatura con el chisme y la anécdota. Es probable que el lector no pueda escapar del interés por el amor lésbico de Virginia Woolf o por la rosa que le regala Freud, menos por la famosa muerte de Barthes a manos de una camioneta, y, sin embargo, la anécdota le gana a la anécdota en la que Moreno, al googlear la muerte del autor, encuentra la teoría y no el accidente.

A lo largo del conglomerado de opiniones, citas, referencias y narraciones que componen Pero aun así, se percibe una relectura desde el feminismo, pero no desde el sello comercial actual; no parte de un librito de moda, sino de un marco teórico sólido desde el que analiza las operaciones discursivas a través de las cuales se han legitimado o desacreditado distintas voces. Es el caso del desvío que imponen las conversadas muertes de Pizarnik, Storni o Woolf; entre las cuales, de esta última, Moreno dice: “Su fluir de la conciencia que elimina la narración realista y casi vuelve inútiles los diálogos se traspone con las voces de su locura”. Así, confluyen las exclusiones de género con las del género autobiográfico. Moreno se pelea con el pacto de lectura, con la división entre narrador y autor, para sostener que “pero aun así”, a sabiendas de las oposiciones, se empeñará en buscar, debajo de esas ficciones y testimonios, “el estado de alerta amoroso hasta el momento de reconocer, entre lo desconocido, algo de lo propio”.

Pero aun así. Elogios y despedidas

María Moreno

Penguin Random House

Noviembre 2023

378 páginas

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