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Acorralado por los bloqueos, Gerardo Morales da una marcha atrás que no detiene la protesta

Luego del anuncio del gobernador durante una conferencia de prensa, las comunidades de los pueblos originarios anunciaron que vuelven a la ruta para exigir la derogación completa de la reforma constitucional. Incertidumbre en la provincia por la jura de la nueva carta magna anunciada para hoy.

Después de dos semanas de manifestaciones intensas y tres días de cortes de rutas protagonizados por las comunidades indígenas y reprimidos por la policía provincial, el gobernador Gerardo Morales se vio obligado en la víspera de la jura de la nueva constitución a tener que dar marcha atrás y retrotraer dos artículos vinculados a las tierras de los pueblos originarios. La maniobra no convenció a los núcleos indígenas, quienes igual continuarán con sus reclamos, lo cual pone en duda el resultado final y la utilidad de esta gambeta que, en simultáneo, menoscaba las aspiraciones presidenciales del mandatario.

Morales soñaba dar hoy martes su muestra de poder y golpe de efecto final con la jura de la Constitución reformada a su gusto, pero no contaba en sus pronósticos con la repercusión nacional que alcanzaría la brutal represión que su policía desató el fin de semana en la ruta 9, cuando distintos sectores de pueblos originarios le pusieron el cuerpo a la discusión y terminaron siendo víctimas de un azote inusitado. El saldo de la refriega dejó decenas de detenidos, heridos de gravedad (un joven de 17 años perdió un ojo por culpa de dos disparos) y la poca ayuda que le dieron al gobernador los hombres de confianza que él mismo mandó a hablar el sábado en una conferencia de prensa que dejó más dudas y provocaciones que otra cosa, cuando los constituyentes radicales Alejandro Nieva y Gabriela Burgos hablaron de “turismo piquetero” o incurrieron en fallidos tales como “somos la única provincia del país que reconoce los derechos de los pueblos indígenas, (aunque) no tanto los derechos sobre sus tierras comunitarias…”.

Así las cosas, ayer lunes Gerardo Morales debió hacer algo que le gusta más bien poco: dar la cara. Hasta ese entonces solo había deslizado su voz en programas radiales que le permitían extenderse en largos soliloquios sin repreguntas incómodas, tomando el aire amigo acaso como ensayo de lo ocurriría por la noche, cuando a las 20.30 dio inicio a una demorada conferencia de prensa anunciada en verdad para dos horas antes.

En ese escenario, Morales ocupó la mesa que dos días antes lideraron Burgos y Nieva. Y lo hizo en compañía de ambos, quizás porque la ausencia hubiese dejado en evidencia el disgusto por los débiles argumentos esbozados por sus constituyentes, aunque sus presencias fueron testimoniales: apenas aportaban asentimientos con la cabeza. Ya no había lugar para un solo error más.

La previa del lunes había sido incandescente, ya que se registraron al menos once cortes de ruta totales o parciales en toda la provincia, desde la entrada de Perico (la localidad sobre la que está emplazada el aeropuerto, donde hubo un tractorazo), el acceso sur de la ciudad capital de San Salvador de Jujuy, las ciudades puneñas de La Quiaca y Abra Pampa, la zona conocida como Ramal con Libertador General San Martín y San Pedro (de la cual circuló un video donde un efectivo ordenaba a los manifestantes abandonar el lugar “en quince minutos” so pena de intervención policial) y, por supuesto, el nudo central de los reclamos iniciados el sábado: la rotonda de las rutas 9 y 52 sobre la entrada de Purmamarca, donde se supo que además operaron de uniformados infiltrados como civiles.

Después de analizar punto por punto cada detalle de su exposición con su entorno, Gerardo Morales inició una conferencia que duró cerca de cincuenta minutos. Allí articuló los ejes discursivos que hasta ese entonces él y su gobierno habían deslizado de manera desordenada a medida que el conflicto escalaba y se venían obligados a improvisar respuestas que la opinión pública demandaba. A pesar de las movilizaciones iniciales, Morales sentía íntimamente que tenía todo controlado y por eso hasta se dio el privilegio de manejar todo a distancia mientras priorizaba la rosca del eje electoral nacional que pretende tejer con Horacio Rodríguez Larreta (y que también quiso incluir al cordobés Juan Schiaretti, quien finalmente se bajó al cierre de las alianzas, en plena protesta jujeña). Pero lo del sábado escapó a sus cálculos y eso lo obligó a replegarse en su territorio para no perder el control del mismo. Por eso, cuentan en Jujuy, incluso suspendió un viaje que tenía previsto para Tandil.

La conferencia inició con una aclaración de Morales: “La reforma de la Constitución fue uno de los ejes de nuestra campaña”. Se refiere, claro, a la previa de la elección provincial que el mes pasado le aseguró continuidad en el poder a través de Carlos Sadir, su actual ministro de Hacienda. El comienzo de su exposición con este asunto no fue azaroso: pone de manifiesto que, ante todo, el gobernador procura defender la reforma de la carta magna que las multitudinarias manifestaciones justamente cuestionan.

Quizás como estrategia para bajar la tensión, intentó mostrar comprensión ante los pueblos originarios de Jujuy, principales actores de los picos más calientes de las protestas. Para ello, claro, debió pagar un costo indiscutible: lo que hasta ayer se vendía como una reforma consensuada con “todas las comunidades originarias”, en la conferencia terminó reconociéndose que la misma solo había sido aprobada por 157 de las 300 de toda la provincia.

“Lo que más me preocupa es la desinformación que hay con el tema de las comunidades”, dijo Morales antes de reconocer que no contaban con el apoyo unánime de las mismas, tal como su entorno aseguraba, sino apenas de la mitad. “Acá hubo lío”, agregó. “Entiendo las preocupaciones de las comunidades. No tengo reproches a ellas, tienen dudas que no comparto, pero está bien. Las entiendo legítimas”. En ese sentido, anunció la revocación de dos artículos de nueva la constitución referidos a la explotación de tierras que estas ocupan, a la espera de “mecanismos de consulta y de participación” para lograr una “legislación” que “la definirán las comunidades”. Sin embargo, no especificó cómo se instrumentarían esos “canales de diálogo”, expresión textual de Morales. Y agregó: “Estoy convencido que las comunidades van a poder”.

Para muchos, esto no fue más que una mínima concesión táctica que el gobernador ofrece para bajar un conflicto que él mismo azuzó cuando días atrás obligó públicamente a los docentes a abandonar las protestas y retomar el dictado de clases, provocación que lo único que logró fue empujar a más gente al reclamo en las calles. Varios consideran a ese como el hito inicial de la escalada final de protestas que comenzaron siendo sectoriales pero acabaron atravesando a la sociedad jujeña de manera vertical en un fin de semana largo donde incluso varios turistas denunciaron haber padecido el desaforado maltrato policial.

Sin embargo, lo que siguió a esa especie de cesión fue un recrudecimiento del otro aspecto cuestionado de la reforma: la criminalización de la protesta social. “Manifestarse es un derecho constitucional”, dijo. Pero inmediatamente después disparo: “Cuando cortan una ruta ya comenten un delito, es otro tema”. Y profundizó la línea que su gobierno había instalado el sábado, al señalar que detrás de las protestan están “el Frente de Todos, la Cámpora” y hasta “Milagros Sala con plata que le da el gobierno nacional” (ver aparte).

“Vayan a hacer un corte en Washington o en Ginebra”, quiso ejemplificar. “¡No se puede! Tenés que avisar 48 horas antes, y uno no puede marchar en las calles, solo en la vereda. Y ojo con hacer ruido, porque le molesta a la señora del quinto (piso) que tiene un perrito”, intentó argumentar. También señaló que “los que participaron en las manifestación se van a comer (SIC) una multa de un millón y medio de pesos”.

Sobre el final, se abrieron las preguntas. Allí le consultaron si seguía en pie la jura de la nueva constitución, tal se había anticipado. “La convención está en una norma transitoria, ha mandado a la comisión redactora un trabajo que tiene que ser presentado. Mañana (por hoy martes) puede haber dos instancias: una de tratamiento y otra de la jura”. Una respuesta disuasiva frente a la convocatoria de numerosas marchas y la continuidad de cortes en contra de esta reforma.

Pero la consulta que más le endureció la cara fue una que nada tiene que ver con Jujuy: ¿el conflicto horada sus aspiraciones electorales?. “De ninguna manera”, contestó, pétreo e inconmovible. “Voy a ser candidato a Presidente de la Nación”.

FUENTE: Página 12.

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