La corta suavidad política que vino luego del desastre climático en Bahía Blanca, los decretos de Milei y la posibilidad del músculo legislativo kirchnerista para hacerlos caer, la sangrienta represión del miércoles sobre (en palabras de Bullrich) “señoras patoteras” y militantes y los indicios de un esquema gubernamental que se resquebraja; por Martín Gambarotta.
Por un momento parecía que la tormenta que vapuleó a la ciudad de Bahía Blanca iba a suavizar la confrontación política. Funcionarios nacionales y de la provincia de Buenos Aires trabajaron juntos en el territorio. Los medios antiperonistas dejaron de lado las chicanas y entrevistaban a los ministros provinciales de buena gana. El país entero, después de todo, estaba mirando cómo se comportaba la dirigencia ante una tragedia. Había detalles negativos, el gobierno libertario aterrizó en Bahía Blanca con el Diputado José Luis Espert. Espert quiere ser el candidato principal del Presidente libertario Javier Milei en las elecciones de medio término en la provincia. El diputado posó en Bahía Blanca mirando mapas con la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el Ministro de Defensa Luis Petri. Qué oportuno.
El gran ausente era Milei. El operativo lo llevaba adelante Bullrich que recibió insultos cuando visitó en persona uno de los barrios afectados. Bullrich dijo que los que la escracharon eran “vecinos politizados”. Puede ser, pero el incidente es un recordatorio que la provincia de Buenos Aires no es territorio libertario. Llevarlo a Espert demuestra la ansiedad que tiene el oficialismo por vencer en la provincia.
La oposición en algún momento se hizo cargo de la ausencia de Milei. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner lanzó un mensaje en la red social X. Dijo que Milei sufría de “desconexión emocional” por no ir a Bahía Blanca. Fernández de Kirchner eligió el momento justo para emitir su mensaje. A Milei no le quedó otra alternativa que visitar Bahía Blanca. Estuvo poco tiempo, habló con sus ministros. La acusación de “desconexión emocional” pegó.
El presidente volvió a las chicanas en un comunicado para anunciar una ayuda directa para los vecinos de Bahía Blanca de 200 mil millones de pesos. En el comunicado, Milei atacó al Gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. Fue el fin de la suavidad política.
La inundación de Bahía Blanca abrió también un debate más técnico. Milei se vanagloria de haber eliminado la obra pública. La catástrofe bahiense pedía a gritos un estado presente. De hecho, Bullrich se puso al frente de fuerzas del estado.
Hasta el expresidente liberal Mauricio Macri, líder del partido PRO, dijo que el estado tenía que intervenir en la reconstrucción de la ciudad. Macri viene marcando diferencias con Milei a pesar de que su partido todavía le brinda a la administración libertaria un apoyo clave en el Congreso.
Macri además criticó el nombramiento por decreto de dos nuevos jueces a la Corte Suprema, el académico conservador Manuel García-Mansilla y el Juez Federal Ariel Lijo. García-Mansilla ya juró como juez de la Corte. La licencia extraordinaria que pidió Lijo como juez fue rechazada por la Corte y no pudo jurar.
El Senado, donde el kirchnerismo tiene músculo, ahora está en condiciones de rechazar ambos pliegos. El engendro de los nombramientos por decreto se encamina a un enredo institucional.
Lo mismo puede ocurrir con el decreto que emitió el presidente para habilitar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando una ley indica que debe ser aprobado por el Congreso.
Milei, envalentonado por algunas encuestas, se cree con el poder para arrollar las convenciones democráticas. De todos modos, hay algunas encuestas que muestran un crecimiento de Fernández de Kirchner en detrimento de Milei, que todavía está afectado por el escándalo de la criptomoneda que promocionó por X. La justicia investiga si Milei formó parte de una maniobra tramposa para ejecutar una estafa. Otra noticia descolocó al gobierno: según el diario La Nación una activista conservadora logró pasar la aduana al llegar en un vuelo privado a Buenos Aires sin que se revise “por orden de arriba”. El gobierno insiste en que no hubo nada raro.
Para el miércoles, la confrontación ya era otra vez virulenta y llegaba a la calle: los jubilados convocaron a una marcha al Congreso con el apoyo de hinchas de fútbol. El gobierno nacional tildó a los hinchas de “barrabravas” y desplegó un enorme dispositivo de seguridad con efectivos de Gendarmería y la Policía Federal.
Otra vez Bullrich estaba al mando. Las tropas fueron al choque con los manifestantes. Se sabe, las fuerzas de seguridad suelen ser imprevisibles bajo presión. Así, una señora de 87 años fue tirada al piso por un policía. A Pablo Grillo, un fotógrafo de 35 años, un proyectil de gas lacrimógeno le abrió la cabeza. Grillo luchaba por su vida al cierre de esta columna.
Bullrich dijo que no tenía planes de abrir ningún sumario. Felicitó a las fuerzas de seguridad. Lo que Bullrich no puede evitar es una investigación judicial, en especial en el caso de Grillo donde las fuerzas de seguridad parecen haber tirado a matar con un arma que se supone es disuasiva y debe ser disparada a determinado ángulo. “El que las hace las paga”, repite Bullrich. El asunto es que Grillo no estaba haciendo nada o, mejor dicho, estaba sacando fotos. La jubilada golpeada por un policía, según Bullrich, era una “señora patotera”.
Milei dice que el conurbano es un “baño de sangre” por la inseguridad y busca instalar ese asunto como principal tema electoral, pero el miércoles el baño de sangre estaba en el Congreso. Ese día además hubo cacerolazos espontáneos en varios puntos de la Ciudad de Buenos Aires.
Macri, que venía diferenciándose de Milei, condenó la marcha diciendo que era un intento de desestabilizar al gobierno libertario. Recordó los enfrentamientos en una manifestación similar en el Congreso durante su gobierno en 2017 por la ley de reforma de movilidad jubilatoria que terminó con el enfrentamiento entre manifestantes lanzando piedras contra las fuerzas de seguridad. “El PRO no permitirá que los matones ocupen el lugar de la república”; dijo.
Por ahora, el gobierno libertario no se anima a utilizar la brutalidad policial en manifestaciones más masivas. Hay organizaciones con mayor capacidad de movilización mucho más difíciles de enfrentar con gendarmes. La Confederación General del Trabajo (CGT), después de los disturbios, anunció un paro general para el 10 de abril. La CGT venía manteniendo un perfil bajo. Las organizaciones de la oposición tampoco pueden permitir que el conflicto callejero lo siga liderando los “hinchas de fútbol”.
Milei, con Bullrich sentada a su lado en Expoagro, el viernes felicitó a la ministra de seguridad por el operativo. El presidente utilizó una de sus frases favoritas: no vienen por mí, vienen por ustedes, yo solo estoy en el medio.
Bullrich apuntó contra los intendentes peronistas de La Matanza y Lomas de Zamora por la organización de las hinchadas y también contra un allegado del sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo, expresidente de Chacarita Juniors. Los intendentes dijeron que la ministra fabula.
Más allá de la obviedad de tildar a todos los hinchas de “barrabravas”, hay una conexión histórica entre fútbol y realidad política. Los primeros cantos contra el gobierno neoliberal de Macri comenzaron en estadios de fútbol. Cuando la dictadura militar agonizaba, las hinchadas, para demostrar rebeldía, cantaban la Marcha Peronista en la cara de la guardia de infantería. Hay un mito que dice que la primera hinchada en cantar la marcha en un partido durante la dictadura fue la de Nueva Chicago. La policía se llevó presa a la barra entera, dice el mito.
Hubo arrestos masivos en la manifestación del miércoles. Una jueza de la Ciudad de Buenos Aires, Karina Andrade, liberó a 114 detenidos diciendo que la policía no había presentado pruebas como para mantenerlos bajo arresto. La investigación sigue, la jueza dijo. Lo que vino después fue el linchamiento mediático de Andrade y amenazas de juicio político. El diario Clarín tildó a la jueza distrital de “camporista”. Bullrich en sus primeras declaraciones sobre Grillo dijo que era un “militante” y empleado municipal en Lanús. Para reversionar la frase de Bullrich; el que milita o es camporista las paga.
Milei le había declarado la guerra al Grupo Clarín por su adquisición de Teléfonica. El presidente juró intervenir con comisiones del estado para asegurarse que el Grupo Clarín, que ya controla Telecom, no esté armando un monopolio de telecomunicaciones con su nueva compra en el sector. A juzgar por los titulares recientes de su diario el Grupo Clarín y Milei parecen estar sellando algún tipo de tregua negociadora.
Lo negativo para el gobierno es que la protesta reprimida del miércoles instala en la agenda un dato: la variable del ajuste de Milei son los jubilados. En ese sentido, con o sin represión, el gobierno libertario cayó en la trampa tendida por sus rivales. La señora noqueada por un policía será “patotera”, pero también es cierto que le pagan una miseria.
El gobierno necesitaba algo que festejar el viernes a la tarde. No lo consiguió. La inflación en febrero midió 2,4%, un porcentaje levemente superior a enero. Milei taladra a la población con la idea de que está aniquilando la inflación, Por ahora, eso no es enteramente cierto por más que los medios amigos fabriquen cada mes una ilusión óptica con los precios. Una inflación del 2,4% es altísima. El gobierno libertario necesita que una baja significativa de la inflación sea cierta del todo para poder ganar las elecciones en octubre. No puede darse el lujo de que la inflación siga subiendo por unos meses más con la agitación del clima electoral que se viene. La inflación actual no es ningún “milagro” económico como declara el presidente.
El Ministro de Economía Luis Caputo niega una devaluación. Sin embargo, el mercado intuye que con el acuerdo con el FMI se viene un ajuste del atraso cambiario. La inflación actual es en dólares. En un acto reflejo, después del anuncio del índice de inflación Caputo lanzó la reducción de impuestos a la importación de ropa y calzados. La teoría de Caputo, que huele un poco a voluntarismo, es que los precios deben bajar por competencia y no por una devaluación. Igual, Caputo ahora tiene que lidiar con los rumores de una devaluación. El Banco Central el viernes vendió 474 millones de dólares, una mini corrida. Milei atribuyó la leve suba de la inflación en febrero al aumento “estacional” en el precio de la carne. Restándole ese aumento, dijo el presidente, la inflación del mes daba 1,8%. Ese tipo de explicaciones no van a servir para siempre y que aumente la carne es especialmente demoledor para el discurso libertario.
Mientras tanto, la gravitación de Bullrich en el gobierno es cada vez mayor. Alguien tendría que investigar a qué agencia responde Bullrich como para haber servido como ministra en tres gobiernos neoliberales. El peso de Bullrich no es difícil de explicar: es por lejos la funcionaria con mayor experiencia en la administración Milei. El presidente dijo que Bullrich es “la mejor ministra de la historia”. No lo es, pero es la ministra con más historia en el gobierno. El Jefe de Gabinete Guillermo Francos, que dijo que la protesta del miércoles fue un “intento de golpe de estado”, también tiene experiencia, pero no tiene el roce de Bullrich. Francos nunca fue más que un funcionario de segunda línea con buenos contactos.
La Secretaria General de la Presidencia Karina Milei (hermana del presidente) no sabe hablar en público. El asesor estrella Santiago Caputo prefiere operar en las sombras sin hacer declaraciones. La Ministra de Capital Humano Sandra Petovello parece tenerle fobia a aparecer en público. Petovello no fue a Bahía Blanca. Milei mismo es impredecible cuando habla en público o manejando su cuenta en X. El presidente hizo muchísimo ruido cuando ligó a la homosexualidad con la pedofilia en un discurso en Davos.
Hasta la Vice Presidenta Victoria Villarruel, una nacionalista que no se habla con Milei, marcó diferencias con la línea oficial sobre los enfrentamientos. La manifestación fue una expresión democrática, dijo Villarruel. La vice parece estar diferenciándose del apego de Bullrich de curtir la violencia por la violencia misma.
La inexperiencia libertaria también se nota en el Congreso. El miércoles dos aliados libertarios casi se van a las manos en una sesión en la Cámara de Diputados. Otras diputadas libertarias discutieron entre ellas. Una le tiró un vaso de agua a otra que la acusaba de estar dando quórum en una sesión que favorecía al kirchnerismo. El diputado libertario disidente dijo que legisladores leales al presidente lo sacaron a patadas de su banca para que se caiga el quórum. El caos hizo que el Presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem aprovechara para levantar la sesión de manera irregular, según la oposición.
Son escenas de un pandemonio que puede empeorar.