La retórica emocional libertaria puesta nuevamente a prueba en las elecciones de este mes en CABA y la prensa como su nuevo blanco favorito, los problemas comunicacionales del gobierno y el gesto amenazante del jefe de los servicios de inteligencia al tomar los datos de un fotoperiodista, las disonancias entre Milei y su jefe de Gabinete en torno al papel de Santiago Caputo en el Ejecutivo nacional, la inquietud de los sindicatos ante el planchamiento de los salarios y el futuro incierto del Pro como fuerza política; por Martín Gambarotta.
La democracia argentina, desde su refundación en 1983, incluye espectacularidad electoral. Los candidatos principales suelen ser personalidades rutilantes, con un ego grande. Son, para mucho ciudadano medio, odiables. Esto fue más o menos el hallazgo del Presidente libertario Javier Milei y de su asesor estrella Santiago Caputo durante la campaña presidencial de 2023. Ahora se aproxima otro voto: la elección para legisladores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 18 de mayo. Es un comicio que no significa nada y que, fugazmente, puede significarlo todo. La derecha está fragmentada en cuatro partes en la ciudad, eso le da la posibilidad de un triunfo al kirchnerismo en un distrito en el que históricamente flaqueó. Los candidatos debatieron y no casualmente el que se llevó la mayor atención fue Caputo que asistió al debate el martes en el Canal de la Ciudad en apoyo de Manuel Adorni, el candidato del partido de gobierno a nivel nacional La Libertad Avanza.
Caputo apareció masticando con la boca vacía y tratando de evitar, casi por deporte, a los reporteros gráficos. En un momento un fotógrafo le apuntó con la cámara y Caputo no pudo con su odio, le brotó el botón que evidentemente lleva adentro. Le revisó la credencial al que resultó ser un reportero gráfico de Tiempo Argentino y le sacó una foto con su teléfono celular. Fue foto contra foto. Caputo controla los servicios de inteligencia, la otra persona estaba trabajando.
El gobierno tiene problemas comunicacionales. Dice que el kirchnerismo se muere, pero su candidato mide relativamente bien en la capital. Devalúa, pero dice que no devalúa. La inflación no baja, dice que la inflación baja.
Milei, por otra parte, está abocado a otro tipo de campaña; la gente, dice el presidente, no odia al periodismo lo suficiente. Debe, se sobreentiende, odiarlo más.
Adorni, el vocero presidencial, es de profesión periodista. De hecho, hay muchos periodistas que ahora apoyan al gobierno libertario. No alcanza ahora para el presidente y su entorno íntimo.
El gobierno tiene problemas comunicacionales. Dice que el kirchnerismo se muere, pero su candidato mide relativamente bien en la capital. Devalúa, pero dice que no devalúa. La inflación no baja, dice que la inflación baja. El presidente ahora promete que la inflación será aniquilada a mediados del año que viene. El asunto es que lo mismo dijo el año pasado de este año.
La inflación en marzo midió 3,7%. Después Milei terminó con el control de capitales, el cepo. Ahora Milei argumenta que la inflación en abril va a ser más baja que en marzo, incluso contando la devaluación que por el momento es moderada. Esa leve diferencia entre el índice de marzo y el posible índice de abril es lo que el presidente llama una victoria a nivel precios. Milei exige que el periodismo crítico “pida disculpas” por pronosticar una inflación más elevada en abril. El nuevo objetivo del presidente también son los “ñoños republicanos”.
El presidente lanzó un ataque directo contra la vieja guardia del diario La Nación y algunas de sus cabezas parlantes de su señal de cable. Milei acusa a un periodista de compararlo maliciosamente con Adolf Hitler, lo que sería una banalización del holocausto. Circulan versiones de que Milei además pidió la cabeza de dos periodistas de la señal por cable A24. La ofensiva contra ciertos sectores de la prensa incluye a los ya conocidos falangistas libertarios agitando el tema en la red social X.
Milei, con mucho ruido, recientemente instó a los productores agropecuarios a que liquiden sus divisas porque a mitad de año regresan las retenciones altas.
Algunos analistas dijeron que Milei estaba intimidando al campo. Milei intimida, en efecto, al campo pero se indigna y dice que no lo hace. Los periodistas lo operan, según el presidente.
A Luis Caputo, el ministro de economía, también lo dañan ciertas noticias. El ministro construyó un cuento en donde los “supermercadistas” le “rechazan” la lista de precios a los grandes proveedores. La última jugada de Luis Caputo fue lanzar una advertencia a las automotrices para que no aumenten sus precios. Amenazó con represalias si lo hacían. La amenaza vino de un ministro que se supone pertenece a una escuela económica liberal que cree que los controles de precios vienen fracasando desde hace miles de años. Ahora el ministro se sumó a la cruzada en contra de cierto periodismo. El periodismo político, según Luis Caputo, es una profesión en vías de extinción. Debería avisarle a todos los periodistas amigos que tiene el oficialismo, incluso en La Nación. Hay muchos periodistas de profesión en la administración Milei. El más prominente es Adorni, que era un adusto cronista televisivo neoliberal antes de sumarse al proyecto Milei y despegar como tuitero y vocero.
Adorni ahora lidera la ofensiva electoral en la Ciudad de Buenos Aires en contra del partido de centroderecha PRO encabezado por el expresidente Mauricio Macri. El PRO gobierna la capital desde 2007. Adorni arrancó su campaña blandiendo una motosierra a las puertas de la sede municipal de gobierno, el bastión simbólico del PRO, junto a Karina Milei, la secretaria general de la presidencia y hermana del presidente. Por un momento, la imagen de una potencial motosierra porteña emitía un mensaje equivocado: la destrucción de la capital.
Los libertarios están muy cerca de vivir en una realidad paralela y confían que pueden sostenerla a fuerza de lo que, si fueran izquierdistas, se llamaría voluntarismo.
Ahora la estrategia libertaria cambió: Santiago Caputo parece estar más al mando. Adorni intenta polarizar la elección con el kirchnerismo que lleva como candidato al porteño de origen alfonsinista, Leandro Santoro. Con la derecha fragmentada Santoro lidera en algunas encuestas. No es imposible que el electorado conservador de la ciudad se vuelque en masa a última hora a votar por Adorni en un intento de impedir que “gane” Santoro en lo que quedaría como un resultado nacionalizado. El eslogan de La Libertad Avanza es simple como el odio que pregona abiertamente: Adorni es Milei. La campaña negativa en su contra de los rivales de Adorni también es fácil: Adorni es Karina Milei. Adorni es la criptomoneda $Libra, la presunta estafa promocionada por el presidente en la red social X.
El Jefe de Gabinete Guillermo Francos fue interpelado en el Congreso sobre la criptomoneda. Francos además tuvo que responder en los medios después de que el presidente subrayara que Santiago Caputo tiene el “control político” del gobierno. Francos dijo que él detenta el rango ministerial y la firma ejecutiva y que Santiago Caputo es un asesor. La investigación sobre la criptomoneda avanzará si el gobierno de Milei se debilita.
El problema para Milei es la demonización de su hermana, una funcionaria con poca experiencia política, por parte del electorado de capital. “Perder” en la ciudad a manos de un alfonsinista sería un karma para los hermanos Milei. Una derrota de Adorni significa, al menos momentáneamente, el fracaso del armado de Karina Milei. El que pierde es nada menos que el vocero presidencial. Milei ya hace campaña por Adorni en barrios de la capital.
Los libertarios están muy cerca de vivir en una realidad paralela y confían que pueden sostenerla a fuerza de lo que, si fueran izquierdistas, se llamaría voluntarismo. Santiago Caputo, después de todo, acertó con su estrategia odiadora y Milei es presidente.
El día a día de un poder ejecutivo está resultando más complicado que haber llegado a la Casa Rosada. Milei y su ministro de economía pisan las paritarias. El resultado es que la Confederación General del Trabajo (CGT) anuncia que están cortados los canales de comunicación con la administración Milei. Un conflicto complicado que se mantiene congelado por conciliaciones obligatorias es el de la Unión Tranviaria Automotor (UTA) que puede llevar a un paro del transporte público por demandas salariales.
La CGT marchó en la previa del 1 de mayo. No fue una manifestación impresionante pero los sindicatos vienen avisando que la política salarial planchada de Milei y Luis Caputo es difícil de sostener. Milei necesita cumplir con el acuerdo que tiene con el Fondo Monetario Internacional: hacer reformas previsionales, impositivas y laborales.
El peronismo, mientras tanto, lucha por ordenarse y mantenerse unido cuando hay señales de fragmentación en la provincia de Buenos Aires.
La conducción de la CGT se reunió con el Gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta del Partido Justicialista, emitió por su parte un mensaje para el Día del Trabajador llamando a la unidad.
La legislatura provincial suspendió las primarias PASO y siguen las especulaciones sobre la candidatura de Fernández de Kirchner en la Tercera Sección Electoral.
La derecha tiene asuntos pendientes en la provincia también. Santiago Caputo se cruzó con Macri en la cena de la Fundación Libertad durante la semana. Macri se quejó de que Milei se “desentiende” del gobierno y lo delega en Santiago Caputo y su hermana. En la cena hubo sonrisas entre Santiago Caputo y Macri que distendieron algo la tensión entre la Libertad Avanza y el PRO cuando todavía está pendiente un acuerdo electoral en la provincia de Buenos Aires. Un factor incógnita es el peso que tendrá en las negociaciones de la derecha el resultado de las elecciones en la ciudad. La última punzada negativa de Macri hacia Milei fue criticar al gobierno libertario por no mejorar en un ranking de transparencia mundial. A Macri le quedará poca capacidad negociadora si el PRO colapsa electoralmente en la ciudad.