El gobierno de Milei enfrenta una crisis energética con la ola de calor, recurriendo a cortes programados e importación de energía, mientras avanza con audiencias para aumentar tarifas sin soluciones estructurales claras.
Tras un diciembre relativamente fresco, el sistema energético de Argentina se enfrenta a su primera ola de calor del verano. En este contexto, el Gobierno podría verse obligado a implementar cortes programados para la industria. La clave estará en la importación de energía desde Brasil.
En los próximos días, al menos 14 provincias del país experimentarán temperaturas extremadamente altas, con picos de hasta 38° en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Durante los días más calurosos, la demanda de electricidad podría superar los récords históricos, llevando al sistema a operar al límite. La situación dependerá en gran medida de cuánta energía se pueda importar desde Brasil y si serán necesarios los cortes programados en las grandes industrias. En paralelo, el Gobierno convocó a audiencias públicas para debatir sobre el aumento de tarifas.
Esta será la primera gran prueba para el sistema energético, luego de que Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico mayorista, advirtiera sobre la posibilidad de cortes masivos en junio. En ese informe, se anticipaba que la demanda podría alcanzar los 30.700 MW, lo que pondría en riesgo el suministro durante el verano.
Según las previsiones de Cammesa, el jueves y viernes de esta semana la demanda será de 29.553 MW y 29.662 MW, respectivamente, y podría superar el récord del 1° de febrero de 2024, cuando el consumo alcanzó los 29.653 MW. Las temperaturas frescas de diciembre y principios de enero permitieron al Gobierno atravesar sin dificultades una de las épocas más difíciles del año, pero ahora, con el aumento de las temperaturas, se enfrentan a una situación crítica.
Cammesa alertó a las distribuidoras provinciales sobre el esperado aumento de la demanda, con Chaco ya avisando a los usuarios sobre posibles colapsos en el suministro. La distribuidora Secheep de esa provincia desplegó más personal y pidió a la comunidad hacer un uso responsable de la energía.
Uno de los factores clave será evitar problemas graves en la generación, como la salida de operación de una turbina. El pasado fin de semana, el complejo hidroeléctrico Los Nihuiles, en Mendoza, dejó de generar 240 MW debido a una tormenta que inundó la sala de máquinas. Esta pérdida de capacidad podría ser crítica en los próximos días. Al igual que en Chaco, las autoridades mendocinas pidieron a la población cuidar la energía.
Todo esto ocurre en la misma semana en que el Gobierno convocó audiencias públicas para establecer un marco regulatorio para los ajustes de tarifas durante los próximos cinco años. El ENARGAS realizará una Revisión Quinquenal Tarifaria el 6 de febrero para los segmentos de transporte y distribución de gas, mientras que el ENRE convocó una audiencia el 27 de febrero para revisar las tarifas del sector eléctrico. En respuesta, el Gobierno solicitó a Edenor y Edesur que reduzcan a la mitad la duración y frecuencia de los cortes en el AMBA.
Las redes de distribución en el AMBA siguen siendo las mismas de hace años, lo que implica que los riesgos de cortes son similares a los de años anteriores. Sin embargo, los problemas podrían ser más graves en transporte y generación, debido al colapso de líneas de alta tensión o la salida de operación de turbinas térmicas viejas, dado que aún existen máquinas de hace 50 años en el parque de generación.
El Gobierno lanzó un plan de contingencia, que incluye medidas a corto plazo como la disponibilidad de energía móvil (generadores a gran escala), pero los beneficios reales se esperarían a mediano y largo plazo. Además, puso a disposición transformadores de reserva en varias provincias clave, como Córdoba, Santa Fe y Corrientes, que concentran el 60% de la demanda. En cuanto a la generación, se implementó un esquema de remuneración adicional para las empresas que pongan en funcionamiento máquinas viejas, que son más costosas pero necesarias en estos momentos críticos.
La importación de electricidad de los países vecinos será crucial para superar la ola de calor. Argentina dependerá en gran medida de la energía de Brasil, que puede inyectar hasta 2.200 MW al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) en momentos de alta demanda. Para ello, es fundamental que el acuerdo energético con el gobierno de Lula esté en óptimas condiciones.
En caso de que la energía no alcance, el plan del Gobierno contempla que los grandes usuarios, como las industrias y plantas de cemento y químicos, apaguen voluntariamente sus máquinas durante los picos de consumo. A cambio, el Estado ofrecería una remuneración por la energía que dejen de consumir.