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DESPLOME DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA Y EL EMPLEO EN EL PRIMER TRIMESTRE DE 2024

El PIB se contrajo un 5,1% y la inversión cayó un 23,4%, mientras que el desempleo aumentó al 7,7%. La recesión impactó especialmente en la industria manufacturera y la construcción, exacerbando la crisis laboral en el país.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó hoy informes oficiales que revelan un colapso en la actividad económica durante el primer trimestre de este año y su impacto en el mercado laboral.

Según el Informe de Avance de Actividad, el PIB se contrajo un 5,1% en comparación con el primer trimestre de 2023. Esta caída se debe principalmente a un descenso del 6,7% en el consumo privado y del 5% en el consumo público. Además, la inversión se desplomó un 23,4%, anticipando dificultades para los próximos meses.

La contracción podría haber sido mayor de no ser por un aumento del 26,1% en las exportaciones, resultado de una base comparativa baja debido a la sequía del año pasado. Las importaciones, reflejando la dinámica del consumo y la demanda de insumos y bienes de capital, se redujeron un 20,1%.

A nivel sectorial, la recesión afectó especialmente a la industria manufacturera, con una caída interanual del 13,7%, y a la construcción, que retrocedió un 19,7% debido al congelamiento de la obra pública.

Este descenso consolida un proceso recesivo que ya acumula cuatro trimestres consecutivos de contracción: -5,3% en el segundo trimestre de 2023, -0,7% y -1,2% en los trimestres siguientes, y -5,1% en el primer trimestre de 2024.

De la recesión al desempleo

En línea con la recesión, y ante la ausencia de políticas para impedir los despidos, el desempleo aumentó dos puntos porcentuales en cuatro meses, pasando del 5,7% en el último trimestre de 2023 al 7,7% en el primer trimestre de 2024. El INDEC, a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), reportó que en los 31 conglomerados urbanos relevados, donde viven 29,5 millones de personas, más de un millón están desempleadas y buscan trabajo activamente.

Si se proyecta este dato a la población total, la cantidad de desocupados asciende a 1.715.276. Entre enero y marzo, 416.551 personas perdieron su empleo y no lograron reinsertarse en otra actividad. Estos datos incluyen tanto el empleo formal como el informal.

El informe también destaca una tasa de actividad del 48%, superior al promedio histórico, lo que indica que más personas deben incorporarse al mercado laboral debido a la disminución de los ingresos familiares.

Además, aumentó la proporción de ocupados demandantes de empleo, que pasó del 14,8% al 16%, reflejando los problemas de ingresos que enfrentan los asalariados. La “presión sobre el mercado de trabajo” subió del 26,9% al 29,5% entre el primer trimestre de 2023 y el de 2024.

El informe sectorial revela un aumento de 2,2 puntos porcentuales en la desocupación en la industria manufacturera, alcanzando el 13%.

La brecha de género en el desempleo se mantuvo relativamente estable: el desempleo femenino avanzó del 7,8% al 8,4%, mientras que el masculino aumentó del 6,1% al 7%. También se observó un aumento en la desocupación entre jefes de hogar, que pasó del 2,7% al 5%.

Contrarreforma laboral

Destaca también la caída del empleo informal, que afectaba al 36,8% de los asalariados hace un año y ahora al 35,6%. Este descenso se debe a la destrucción de empleos, especialmente en el sector informal que carece de protección.

Estos datos contradicen los argumentos de la reforma laboral propuesta en la ley Bases, que sugiere que la precarización y la flexibilidad para despedir mejorarían el empleo y los salarios. En realidad, ocurre lo contrario.

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