Tal como lo adelantó Javier Milei, el próximo año se acentuará el proceso de estanflación. Anticipan caída en el consumo, el empleo y la inversión, sobre todo en el primer semestre. Aunque también hay interrogantes sobre cuándo se iniciará la recuperación.
“Va a haber una estanflación, porque cuando se haga el reordenamiento fiscal eso va a impactar negativamente en la actividad económica ”, aseguró Javier Milei, quien también estimó un plazo de entre 18 y 24 meses para terminar con la inflación. Distintos economistas coinciden en el diagnóstico del presidente electo, al señalar que para el año que viene se estima una caída la actividad económica con una inflación elevada. Lo que, por definición, se conoce como “estanflación”.
“La economía argentina viene transitando un proceso de estanflación desde 2011. El PBI per cápita cuando cierre este año va a haber caído entre 10 y 15% en ese período. Con una inflación que ha crecido sostenidamente, sobre todo en los últimos años. Es decir que no es nada nuevo: lo que esperamos es que se acentúe ese proceso”, resumió Santiago Manoukian, jefe de Research en Ecolatina.
La profundidad de la caída, así como el tiempo que demorará la recuperación de la actividad, dependerá de las medidas que adopte el nuevo Gobierno. De todas formas, según las primeras definiciones de Milei, los analistas prevén -al menos- un primer semestre complejo, con caída en el consumo, la generación de empleo y la inversión. La recuperación del agro y el sector energético podrían oficiar de contrapeso.
De todas formas, tal como señaló Claudio Caprarulo, director en Analytica, “aún resta ver más allá de lo discursivo cuáles son las medidas que va a llevar a cabo Milei y de qué forma”. “Por lo tanto, es difícil estimar la magnitud de la recesión que tendremos por delante y su duración. La temporalidad también dependerá del éxito y la sostenibilidad de sus políticas. Lo que si ya descontamos es una caída en el nivel de actividad, generado por menos gasto público y la caída de los ingresos y el empleo”, resumió.
Un escenario complejo
“Efectivamente, proyectamos un año de estanflación. Un año recesivo con elevada inflación. Una inflación que tenderá a acelerarse durante el año que viene, producto de la corrección de precios relativos que va a llevar adelante el próximo Gobierno y el ajuste fiscal. La corrección de precios relativos tendrá como protagonista principalmente a las tarifas de servicios públicos, a los precios regulados y al tipo de cambio oficial. Que, producto de la aceleración inflacionaria, tendrán una incidencia negativa sobre los ingresos reales de los hogares y con ello del consumo privado, que representa cerca del 70% del PBI”, analizó Manoukian.
De esta manera, el economista de Ecolatina estima así “una primera parte del año muy compleja en términos socioeconómicos que, eventualmente, si la estabilización que proponga el Gobierno entrante es exitosa, podría dar lugar a una segunda parte del 2024 con una mejora relativa respecto de la primera parte”.
Estos efectos recesivos, de todas formas, “serán compensados por algunos factores positivos”. “Como el rebote de la cosecha agrícola, a partir de un clima que está acompañando. Y una reversión del déficit comercial energético, que pasaría del terreno negativo al positivo. El turismo podría también seguir jugando a favor y el sector de economía del conocimiento también podría mejorar”, sostuvo Manoukian.
En ese sentido, el economista de Ecolatina concluyó que “la actividad económica tendrá mucha heterogeneidad sectorial el año que viene, justamente porque los sectores orientados al mercado externo, pueden surfear mejor la recesión económica e intentar de alguna forma compensar el resto de los efectos recesivos sobre la actividad y el empleo”.
Un rebote incierto
En la misma línea, Sergio Chouza, director de la consultora Sarandí, sostuvo: “El próximo va a ser un año muy restrictivo en materia de la demanda agregada. Los diferentes componentes se van a retraer, tanto el consumo como la inversión privada y el gasto público, van a tener una dinámica contractiva en la primera parte del año que viene. Y, además, el sector público, en función de la dinámica que le da el gasto, va a contribuir a profundizar ese patrón recesivo, en lugar de amortiguarlo”.
“Creo que dependerá de la magnitud y de volumen, de escala, en términos de cuánto efectivamente termina influyendo sobre los niveles de producción. Y la extensión: cuánto termina durando. Si se puede acotar a un semestre y salimos con una recuperación en V, o si termina pareciéndose más a una forma de U, donde la caída dure todo 2024: este es un escenario que hoy no podemos descartar”, remarcó Chouza, quien agregó: “Hay muchos interrogantes para el año próximo. Lo seguro es que va a ser un año de caída en los niveles de actividad consolidada, posiblemente caída del empleo, de la generación de puestos de trabajo y con alta inflación”.
Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, también hizo mención al rebote que tendrá la actividad “agroalimentaria, con una campaña con menos sequía, y un mayor movimiento en torno a todo el sector”.
“También sabemos que tiene que haber algún tipo de plan de estabilización de la economía o, de lo contrario, se verá un deterioro aún mayor. Cualquiera de los dos escenarios, contrae la actividad”, señaló Kalos, quien concluyó: “Pero tendremos un primer semestre de 2024 muy malo, de aceleración de la inflación y de contracción económica. Y la pregunta es si el segundo semestre va a ser mejor o seguirá siendo igual de malo. Porque ese segundo semestre es donde podríamos tener mejores resultados, si las cosas se hacen bien. Hoy por hoy no tenemos ninguna garantía de que las cosas se vayan a hacer bien, porque todavía nos faltan muchísimas definiciones y precisiones de cuál es el plan económico que se va a aplicar”.
FUENTE: Ámbito Financiero.